Cese de Martim Francisco. Vuelve Ernesto Pons 1965

En diciembre de 1965 Benito Villamarín deja la presidencia del Betis como ya vimos aquí. A los 3 días de su dimisión era cesado el entrenador brasileño Martim Francisco, una apuesta personal del ex presidente bético y que no había dado el resultado esperado: el Betis, tras 12 jornadas era el último de la clasificación con 5 puntos, tras 2 victorias, 1 empate y 9 derrotas, 14 goles a favor y 36 en contra.
Para sustituirle fue elegido Ernesto Pons, que ya había entrenado al Betis en dos ocasiones anteriores, siendo particularmente destacada la actuación en la temporada anterior en la que salvó al equipo del descenso en las 5 últimas jornadas. Sorprendentemente, a finales de julio de 1965 Villamarín eligió el cambio de entrenador, cuando parecía que a Ernesto Pons se le confiaría la dirección del equipo.
Esto incluso llevó a una denuncia por parte del entrenador catalán por incumplimiento del contrato vigente, y que fue realizado por la directiva verdiblanca, cuando Benito Villamarín permanecía en Estados Unidos durante uno de sus periodos de ausencia motivado por la enfermedad que sufría.
Esta entrevista, aparecida en Marca el 11 de diciembre de 1965, se realizó a los dos entrenadores: el saliente Martim Francisco y el entrante Ernesto Pons, el día en que se produjo el relevo en las instalaciones heliopolitanas.
Una entrevista que nos da algunas de las claves del conflicto que se vivió durante esos meses finales de 1965, y que terminarían con el descenso a Segunda División en el último minuto de partido en La Rosaleda el 3 de abril de 1966, donde un gol del Málaga supuso el empate a 1 que evitaba la salvación bética.
Como ya informamos Martim Francisco puso su cargo a disposición de la Junta Directiva tan pronto como don Benito Villamarín abandonó la presidencia. Para reemplazarle fue requerido Ernesto Pons, un veterano en la casa, experto en solventar embrollos béticos. Pons acudió rápidamente a la demanda blanquiverde y horas más tarde de cesar Martim Francisco, el catalán se hacía cargo de la plantilla.
Fuimos al relevo de entrenadores para hablar con ambos, el saliente y el entrante, que reanuda más bien una interrumpida labor. El lugar fue el Estadio Villamarín, y testigos los propios jugadores y el secretario técnico del club, señor Valera, amén del periodista y dos reporteros gráficos.
Previamente hablamos con nuestros dos personajes. Martim Francisco, embutido en su gabardina y con las manos enfundadas en los guantes, pretendía neutralizar la fría brisa que del norte llegaba y que el radiante sol sevillano no podía mitigar. Ernesto Pons, luciendo de nuevo el “mono” verde y blanco de faena y calzando flamantes zapatillas azules y blancas, se hallaba presto a reemprender el trabajo. Mientras que el que “llegaba” se documentaba, recibiendo informes de Valera y del masajista, Vicente Montiel, charlamos con Martim Francisco.
Al preguntarle sobre lo sucedido en estas últimas horas, el brasileño manifestó:
– Me trajo el señor Villamarín; era yo, pues, hombre de confianza del presidente saliente. Al dejar éste su puesto resultaba inoportuna mi permanencia al frente del equipo, y por eso puse mi cargo a disposición de la actual Junta, que creyó conveniente el relevo. Y éste acaba de llegar.
– En realidad, la presente situación del equipo, ¿a qué obedece?
– Ya lo he dicho otras veces: el Betis tiene un buen plantel de jugadores. Los sucedido no ha sido más que consecuencia de una serie de factores desgraciados, que se inició con lesiones y baja forma física de algunos elementos, que provenían de la temporada anterior, y que luego se acusaron en el transcurrir de la que vivimos. Por otro lado, muchos partidos que debíamos ganar los perdimos por auténtico infortunio.
Respecto a los proyectos inmediatos, el entrenador brasileño se limitó a contestar que no sabía lo que haría por el momento. ¡Como todo ha sucedido tan rápido¡
Es costumbre en todo entrenador que inicia, o reemprende como en este caso, sus tareas mostrar optimismo ante el porvenir. Es una lógica reacción que forma parte de su misión. ¡Qué sería si, de antemano, se diese por vencido¡ Aún reconociendo en su fuero interno las dificultades a vencer, en el catalán predominaba también en la ocasión que nos ocupa.
– No vislumbro tan negro el horizonte, como muchos – afirmó, tan pronto le preguntamos sobre el extremo–; el Betis posee una buena plantilla.
– ¿Desde cuándo no ve jugar al equipo blanquiverde?
– Hace tres meses, desde que me fui de Sevilla. Quizá desde antes, cuando me prohibieron venir a las instalaciones.
– ¿Qué se lo prohibieron?
– En cierto modo
– Explíquese
– Bueno, eso ya pasó
– ¿Cuándo se le llamó para volver al Betis?
– Al abandonar Sevilla y al despedirme del vicepresidente segundo, don Andrés Gaviño, le comuniqué el deseo de permanecer al servicio del club si este me necesitaba, pero… siempre que no estuviese en su seno don Benito Villamarín. Tan pronto dicho señor se marchó fui requerido oficialmente para volver a hacerme cargo de la plantilla y … ¡me faltó tiempo para venir¡
– ¿Ha retirado el recurso que interpuso el Betis?
– Tengo entendido que mi recurso ha sido fallado por la Federación Andaluza, quedando pendiente de la Nacional. Pero es natural que al retornar no subsista el caso. Como dice el refrán, “agua pasada no mueve molino”.
– ¿Sabe usted bien en el lío que se ha metido al aceptar de nuevo?
– Sé a lo que vengo. Insisto, sin embargo, que no considero tan desesperada la situación del Betis.
– La última vez que se enfrentó al “peligro bético” estaba el equipo con siete negativos, a solo cinco fechas del final liguero. Ahora retorna y vuelve a encontrarlo con siete negativos, a dieciocho jornadas del final y metido en otro aprieto ¿qué dice sobre estas particularidades?
– Actualmente establezco el porcentaje de posibilidades de la siguiente forma: por cada pinto que obtenga cualquiera de los equipos que nos antecede en la zona de peligro, nosotros necesitamos un promedio de puntuación valorable en cinco.
– Con ese promedio se puede llegar, a esta distancia del final, no sólo a una salvación, sino también a codearse con los del grupo de cabeza.
– ¡No tanto¡ Nos conformaremos con quedar situados en plano discreto, pero firme. Una vez logrado, ¡ya veremos lo que acontece en futuras campañas¡ Por de pronto, el objetivo primordial es salvar al equipo.
Fuente: Marca 11 de diciembre de 1965