De los nombres propios de Atocha, de Julián García Candau

El 13 de junio de 1993 se disputó en Atocha el último partido oficial, un Real Sociedad 3 Tenerife 1, siendo el portugués Oceano el autor del último tanto registrado. Casi 80 años de puro fútbol se cerraron en ese momento. Había sido inaugurado el 4 de octubre de 1913 con un partido amistoso entre la Real y el Athletic con empate a 3.
El 17 de junio de 1993 en el diario deportivo AS el periodista Julián García Candau dedicaba este artículo al viejo estadio donostiarra, mediante el recuerdo de futbolistas que vistieron la equipación txuri urdin.
Eduardo Chillida vio truncada su carrera de guardameta por una lesión de rodilla. Dejó el fútbol y se convirtió en escultor universal. Le debe a Atocha no haber jugado en el Real Madrid y ser un gran artista.
Elías Querejeta decidió abandonar el fútbol una mañana en la que se dio cuenta de que llevaba media hora dando vueltas por el césped de Atocha sin tener conciencia clara de lo que estaba haciendo. Huyó de una tarea que se estaba convirtiendo en puro automatismo para dedicarse a la creación cinematográfica como productor. Elías se retiró tras marcarle un gol al Madrid de Di Stéfano, y que resultó ser un triunfo casi histórico porque desde entonces hasta la siguiente victoria pasaron veintidós años.
Benito Díaz era un entrenador poco conocido, que se ganaba la vida como representante de los naranjeros valencianos en una oficina aduanera en Hendaya. El estallido de la guerra civil le obligó a buscar refugio tras el puente de Santiago. A Benito Díaz lo confundieron con su hermano, que ya había sido delegado de la selección española, y con una biografía que no tenía le hicieron entrenador del Girondins de Burdeos, y fue campeón de Francia con un equipo de españoles exiliados, como Urtizberea, Mancisidor, Artigas, Paco Mateo. A Salvador Artigas, el último aviador de la República, lo sacó de un campo de concentración y, años después, lo hizo jugador de la Real.
Gabriel Celaya coincidió en Santander con las tres finales que disputó la Real contra el Barcelona, con José María de Cossio, Carlos Gardel y Rafael Alberti, quien escribió allí la “Oda a Platko”, cancerbero barcelonista. Celaya compuso la contraoda, grito de protesta contra Alberti porque no supo ver “cómo le robaron la Copa a la Real” los árbitros.
Atocha cierra sus puertas para el fútbol grande después de haber padecido durante cincuenta años la maldición de “Messié Comet”, el empresario del velódromo que había en el campo y que fue destruido para que el fútbol ganara espacio. Comet pronosticó que jamás sería campeón la Real Sociedad. La maldición duró más de medio siglo. Pero, al fin, Chillida, Querejeta, Benito Díaz, Salvador Artigas y Gabriel Celaya alcanzaron a ver a su equipo campeón en los viejos muros en los que aún permanecerán durante mucho tiempo gritos como aquel de “no pasa nada, tenemos a Arconada”