El levante se vistió de verde

A lo largo de esta semana hemos rememorado el 50 aniversario de la victoria del Real Betis Balompié en el X Trofeo Carranza en 1964.
Nada mejor que culminar la semana con el relato del domingo también dedicado a la ocasión
Se trata de una crónica aparecida en el Diario de Cádiz del 1 de septiembre de 1964 y en la que se glosa el triunfo bético en el trofeo gaditano, aludiendo al fuerte levante que hubo en los partidos del trofeo.
En la tarde del sábado, con levante, asistimos a la derrota del Boca; en la noche del domingo, con levantera, presenciamos el holocausto del Benfica. Los dos grandes equipos favoritos sobre el papel, Boca y Benfica, han sido arrasados por otro levante: el levante del entusiasmo; el levante popular; “el levante que se vistió de verde”.
Sólo el levante del esfuerzo voluntarioso, el levante bético, podía afrontar tres grandes factores del equipo argentino: técnica de juego, altura física de los jugadores y superioridad del conjunto. El Real Betis Balompié desarrolló un espléndido “ensayo general” frente al Boca Juniors. Le ganó en la prórroga, cuando el “levante vestido de verde” alcanzaba la mayor velocidad y la máxima furia.
Poco tiempo después, mientras los muchachos ocupaban las duchas, Luis Hon nos explicaba su pesimismo: “¿Benfica? ¿Real Madrid? Nos da lo mismo el adversario que nos corresponda. Estamos diezmados por las lesiones y destrozados por el esfuerzo”.
Luis Hon, por lo visto, usó la preciada arma de la cantera. Luis Hon, tal vez, llegó a dudar del rendimiento de los muchachos…
En realidad, al “ensayo general” del sábado ha seguido una representación, con todos los honores, en la noche del domingo, respondiendo perfectamente, no solamente todo el elenco, sino además cada uno de sus intérpretes.
En la gran final hispano-lusa el levante se vistió también de verde. Sobre “el levante en el Estrecho”, de los partes del tiempo, estaba el levante bético desatado: velocidad, combatividad y autosuperación. La “furia española” volvía por sus fueros borrando todas las tácticas del encerado. Se jugaba al ataque, como sopla el levante: sin miramientos. Todos seguían al mismo impulso; todos llevaban “el levante de la victoria por dentro”. Muchas veces, así en la prórroga, el levante del entusiasmo albiverde resultó devastador, y hasta se llegó a pensar en la goleada fulminante.
Entre tanto, un tercer viento de levante, el levante de la muchedumbre, convertía todo el Estadio en un inmenso clamor apasionado en homenaje al Real Betis Balompié, el gran vencedor del X Trofeo, que supo ganar a los dos grandes favoritos. Porque, repetimos nuevamente y por última vez, “el levante se vistió de verde”.