El nombre del día. Alfredo Megido. 1977
La mala relación de Alfredo Megido con el entrenador bético Rafael Iriondo estuvo latente durante todo la pretemporada y el inicio de la campaña 1977-78. Una solución que se estuvo tanteando era la salida del delantero verdiblanco hacia un equipo extranjero, dado el interés del jugador de conocer el fútbol en otras latitudes.
Así a lo largo del mes de agosto se especuló mucho sobre un pretendido interés de diversos clubs brasileños, franceses y alemanes , así como uno que estuvo a punto de concretarse: el del Feyenoord holandés. De hecho Megido se trasladó a Rotterdam y dejó todo atado para fichar por este equipo, pero la operación se diluyó ante un misterioso telegrama recibido en la sede del club holandés desde Barcelona que desaconsejaba su fichaje, basándose en una serie de informes negativos sobre el comportamiento del jugador.
A finales de noviembre sí llegó a buen puerto la cesión de Megido hasta final de temporada al Girondins de Burdeos. No era nada habitual en estos años que futbolistas de la Liga española partieran hacia clubs extranjeros. Lo habitual era que la Liga importase jugadores americanos y europeos todos los años. De ahí que en la sección El nombre del día, del diario deportivo Marca del 26 de noviembre de 1977, se dedicase el espacio a Alfredo Megido.
Se le había visto nuevamente con la camiseta verdiblanca el Betis, donde llegó a ser campeón de Copa. Todo el mundo pensó—pelillos a la mar—que sus diferencias con Iriondo habían pasado al olvido y que Megido estaba dispuesto a contribuir al engrandecimiento del Eurobetis, para lo que tiene indudables condiciones, pues calidad no le falta, y picardía, velocidad, regate y disparo, tampoco. Megido tiene todo lo que hay que tener para ser futbolista caro. Y a poco que se lo propusiera, sería un fijo en la lista de Kubala, al que le hizo el favor de salir un ratito en Valencia y marcar el gol que supuso el empate frente a Escocia.
Pero, de pronto, Megido y el Betis llegan a un acuerdo con el Girondins bordelés y—aunque cedido hasta junio—se va, cumpliendo así el propósito de viajar que le animaba hace tiempo y que en principio apuntaba hacia América, y que le llevó en poco tiempo a trasladarse desde Gijón a Granada y desde Granada a Sevilla—su tierra natal, aunque futbolísticamente se haya hecho en Asturias—como si su principal característica fuese cambiar de aires constantemente.
Ahora que el fútbol francés está en franco progreso sorprende que el Girondins recurra a la importación para reforzarse. Pero quizás sorprenda más que a un país importador, como es España, se le compren jugadores. ¿Es que no sabemos utilizar lo bueno que tenemos o no sabemos descubrirlo?
Desde que se fueron Luis Suárez, Del Sol y Peiró a Italia, nadie había venido a llevarse alguna pieza de nuestro mercado. Eso, por una parte, nos alegra, pues viene a probar que aún quedan hombres interesantes. Deseamos que Megido, en Burdeos, demuestre que es verdad. Y que luego el Betis aún pueda recuperarle, para mayor gloria de su fútbol, en el que—por otra parte—encaja perfectamente.