El recuerdo de Mister O´Connell 1959
Patrick O´Connell marcha de Sevilla a Londres en 1954. Cinco años después, en Febrero de 1959, llega a Sevilla la triste noticia de su fallecimiento.
El Betis disputaba al día siguiente un amistoso en Heliópolis frente al Alavés, en el que los jugadores portaron brazalete negro en señal de condolencia por una persona tan ligada al club verdiblanco.
La prensa sevillana dedicó al gran preparador irlandés algunos artículos, entre los que destaca una columna publicada en ABC y en la que se realiza una semblanza humana del personaje fallecido.
Pero entre todas las publicaciones que he encontrado dedicadas al fallecimiento de Patrick O´Connell me ha llamado la atención una que aparece en El Mundo Deportivo de Barcelona el 6 de Marzo de 1959, y en la que el ex jugador sevillista Pedro Eguiluz rememora al entrenador con el que coincidió 3 temporadas en Nervión.
Eguiluz fue jugador del Sevilla durante 9 años, al que llegó procedente del Recreativo de Huelva. Posteriormente jugó una temporada en el Zaragoza, y después pasaría a los banquillos en una larga carrera, en la que entrenó al Avilés, Zaragoza, Xerez, Murcia, Tarrasa, Valladolid, Rayo Vallecano, Deportivo, Oviedo, Orense, Osasuna, Jaén y Recreativo.
El recuerdo de Mister O´Connell
Del buen amigo y competente entrenador, hoy en día en las filas del CD Tarrasa, Pedro Eguiluz, hemos recibido unas cuartillas con la semblanza del recientemente fallecido Patrick O´Connell, entrenador que fue del Barcelona, Santander, Oviedo, Betis y Sevilla.
Eguiluz fue discípulo de O´Connell cuando jugaba en el Sevilla y aprendió mucho de él. Ha seguido sus pasos cuando decidió prologar su carrera deportiva como entrenador, y como buen español, hombre agradecido, ahora recuerda emocionada y cariñosamente al irlandés que fue su maestro y un magnífico entrenador.
Dicen así las muy interesantes cuartillas de Pedro Eguiluz: “Los diarios han dado la noticia del fallecimiento en Londres de Mr. Patricio O´Connell, ex entrenador de los equipos españoles Barcelona, Santander, Oviedo, Betis y Sevilla. No sé lo que la noticia en sí hará recordar a los aficionados de estas ciudades, pero para los que con él convivimos bajo sus órdenes, yo estuve tres años, la noticia no ha podido por menos que causarnos hondo pesar, porque “El Míster” era querido por todos ya que era un gran maestro y un amable consejero.
El fue, con casi sus 30 años de permanencia en España, quién más contribuyó a que a los entrenadores españoles se nos dé ese nombre de “míster” generalizado a los de nuestra profesión.
Además, “El Míster” era de los que enseñaban caballerosidad, psicología y técnica, una de sus grandes preocupaciones para los jugadores. Yo recuerdo y hago uso de cosas con él ocurridas y que hablan de sus dotes y de que sus enseñanzas perduran. Procuraré relatarle algunas.
Vivió en varias ciudades españolas, pero sin duda la que más había calado en él fue Sevilla. Prueba de ello es que, aún retirado de los entrenamientos, allí tenía su casita, en el Barrio del Porvenir, frente al precioso Parque de María Luisa. El, acostumbrado a las lluvias de su país, supo escoger para vivir un lugar de los más bonitos de España.
Y el equipo de sus mayores triunfos, y el que más quería, era el Betis. Entre sus directivos y partidarios tenía sus mejores amigos. Cuando él viajaba, quedaba su menuda y simpática esposa en la pensión de las hermanas Conde, tan béticas que hasta las camas estaban pintadas de color verde. Allí paraban los jugadores béticos, entre ellos Bescós, Pardo y Gómez, avecinados ahora en Barcelona, y allí tenía él su segunda casa.
Su tertulia diaria la tenía en la Tertulia Bética de la calle Velázquez, a la que no faltaba nunca. Y, por cierto, que esta amistad pudo costarle un disgusto, pues siendo entrenador del Sevilla hubo un directivo “forofo” que le afeó el que “siéndolo siguiese acudiendo a la citada Tertulia”. El Míster no se inmutó y contestó al citado directivo que el horario de su trabajo era para el Sevilla que le pagaba, pero que sus horas de expansión eran para sus amigos los béticos. No renegó de sus amigos aunque militara en el club eterno rival.
El año 1943 hacía yo el Servicio Militar en Ceuta y conseguí permiso para pasar un mes en mi casa de Madrid. En aquellas fechas le tocaba al Sevilla visitar al Atlético de Bilbao y yo, que hacía seis meses que vestía de “regular”, recibí notificación de que me sacase un billete para Bilbao, porque iba a jugar allí mi primer partido como medio izquierdo. Estaban lesionados Campanal, Félix y Mateo y el club no disponía de sustitutos apenas. Vencimos por uno a cero.
Al domingo siguiente recibimos al Valencia de la célebre “delantera eléctrica”, y celebrándose el Día del Club. El Míster dejó el mismo equipo a pesar de que ya podían jugar los tres lesionados, auténticas figuras del club. Perdimos por dos a cero. Y cuando se quisieron meter con él, por no haber alineado a los citados jugadores, contestó que “si los que hoy habían jugado fueron capaces de vencer en San Mamés también eran buenos para vencer al Valencia en casa”. Y acalló así las protestas.
El tenía una gran preocupación porque mejorásemos nuestra técnica individual y a tal efecto nos hacía muchos juegos con balón. Utilizando medio campo a lo ancho, jugábamos siete contra siete, o más ó menos según los jugadores que entrenásemos. Yo lo hacía con él los años 43, 44 y 45, y luego en el 53 he leído que un entrenador español había “inventado” el fútbol a siete.
Decía que quien pasa el balón no es el que lo lleva, sino el que lo pide desmarcándose. Si los delanteros no dan facilidades para recibir el balón, el medio casi siempre lo pasará mal y aparecerá como culpable. Para corregir esto nos hacía unos ejercicios de dos contra dos, o tres contra tres, en un campo reducido, pero añadiendo uno que iba con los que llevaban el balón a fin de ser uno más en el bando que llevaba ventaja y obligar a los otros a moverse y a marcar bien. Esto lo practico yo mucho con mis jugadores y me va muy bien.
En fín, del Míster, de sus anécdotas, de sus enseñanzas, de sus cosas, se podría escribir un libro y no es esa mi intención. Yo sólo quería recordarle con el cariño a que él se hizo merecedor. Y al mismo tiempo que rogar una oración por él, pedir a Dios que le conceda eterno descanso y la Paz”.
Fuente: El Mundo Deportivo 6 de Marzo de 1959
Natural de DUBLIN-Drucomdra (Republic of Ireland), martes 08 de Marzo de 1887.
Obituario en St Pancras-Condado de Cavem-Distrito de Kilburn (Tumba anónima en St Mary Catholic Cemetery-Kensal Green), viernes 27 de Febrero de 1959.
71 años+11 meses+19 días.-D. E. P.