Entrevista Cesáreo Baragaño 1943.
Cesáreo Baragaño fue el entrenador elegido para dirigir al Real Betis Balompié en la temporada 1942-43 tras la marcha de Patrick O´Connell después de conseguir el ascenso a Primera División.
Baragaño había sido un futbolista importante en el Racing de Santander, donde coincidió con O´Connell cuando éste entrenaba a los racinguistas. De hecho en la temporada 1934-35 llegó a jugar con el Betis de O´Connell, participando en 1 partido amistoso y 4 del Campeonato Mancomunado durante el otoño de 1934, pero una maltrecha rodilla le imposibilitó seguir jugando al fútbol. En su puesto de medio centro el Betis fichó a Francisco Gómez.
Baragaño volvió a su Asturias natal, y entrenó a algún que otro equipo local, sin tener ninguna experiencia con el banquillo profesional. Por eso su elección como entrenador por la nueva directiva que encabezaba Alfonso Alarcón no deja de ser sorprendente, y sólo puede ser explicada por una recomendación de O´Connell para que pasara al banquillo que él había dejado.
La trayectoria de Baragaño fue francamente mala. Dirigió al primer equipo bético en 13 partidos de Liga, con una victoria, 3 empates y 9 derrotas, por lo que a finales de diciembre de 1942 fue relevado de sus funciones.
En esta entrevista, publicada en Marca en enero de 1943, Baragaño nos da su versión de lo sucedido, en la que no dejaba en muy buen lugar a la plantilla de jugadores, ni por su calidad ni por su dedicación.
Estos paseítos, aprovechando la relativa mejora de la temperatura, son muy provechosos. Se respira bien y, a veces, surgen encuentros como el que ayer tuvimos nosotros.
Baragaño, el ex jugador asturiano que en el Rácing actuó de medio centro, y llegó a hacer pensar en una segunda edición de Manolín Meana, camina despacio por la calle de Alcalá, como si quisiera saborear el oxígeno puro de esta mañana soleada.
- ¿Dónde vas, muchacho?
Y el “muchacho”, a quien una desgraciada lesión apartó del camino de los ases, nos dice sonriendo:
- De paso, chico; camino de Asturias. Vengo de Sevilla y voy a Sama
- ¿A actuar como entrenador?
- No, a casa; a atender a mi negocio, mientras pienso que es lo que más me conviene en el aspecto deportivo
- ¿Qué pasó en Sevilla?
- Pues nada nuevo; en el Betis, como en muchos otros clubs, cuando hay que buscar un responsable de la mala actuación de los equipos, el entrenador es el más indicado. El Betis no ha sido la excepción; nada más ha pasado
- Pero esas malas actuaciones…
- En julio último se hizo cargo del club la directiva actual. Muy tarde para empezar a formar un equipo que defendiese con decoro los colores béticos. A últimos de ese mes me llamaron a mí y me encargaron de buscar jugadores. Salí de viaje, visité diversos sitios, pero ya era muy tarde. Otros habían madrugado más. Y el equipo se hizo como se pudo, aprovechando lo que había, que no era mucho ni muy bueno. Y en el fútbol no ocurren milagros, bien lo sabes
- Entonces…
- Hay falta de clase en el equipo, eso es todo. Si quitas a Muruaga, a Díaz, Pitilo, Enrique, Coll y los tres defensas, Cabezas, Gonell y Castillo, los demás tienen buena voluntad pero nada más. Y para eso tienes a Saro, que lleva veinte años jugando y quiere jugar otros veinte a fuerza de reservarse, cuando tiene unas magníficas facultades para ser un gran extremo; a Enrique a quien su prudencia no le deja dar de sí cuanto puede; a Coll, resentido de una lesión, y Díaz. Gran jugador peso sin facultades. Verás que queda poco aprovechable
- ¿Y qué fue lo que te hizo dimitir?
- A raíz del partido con el Oviedo, en el que el Betis hubiera ganado fácilmente si hubiera puesto algo más de juego y de alma, las censuras de los socios al equipo, a la directiva y a mí crecieron, y la consecuencia fue que se me quisiese encargar, para tranquilizar los ánimos, del equipo reserva. Eso era rebajar mi autoridad y dimití. Era lo procedente.
- Tal vez. Es una pena, pero el cargo de entrenador es así
- El caso es que los jugadores se reservan en el campo, pero fuera de él no. Si todo el entusiasmo que ponen en divertirse lo emplearan en ir al balón, no estaría el Betis donde está, a pesar de su falta de clase. Pero el entrenador ha de pagar las culpas de los jugadores: su desgana, su falta de interés; en fin, ya te digo que es lo de siempre, lo que le pasa a Goiburu en el Murcia. Vi jugar al Murcia contra un reserva del Sevilla y, creéme, ninguno de sus jugadores me pareció de categoría para figurar en Primera División. Perdieron por cuatro a uno. Y ya ves, Goiburu es el responsable de que su equipo no se haya clasificado en segundo lugar.
Y Baragaño sonríe, pero en su sonrisa hay una amargura que no puede disimular. Y añade:
- Quiero hacer constar que la directiva del Betis se portó muy bien siempre conmigo; son las circunstancias las que la obligan a tomar estas determinaciones. Había que buscar una víctima, y ésa no podía ser otro que el entrenador
- Dime una cosa, aunque no venga muy a cuento. ¿Muruaga es tan bueno como dicen?
- Es muy valiente, muy decidido, domina bien la pelota, pero es algo frío frente al gol; no por miedo, no, sino por apatía. Creo que sería mejor interior que delantero centro, pues tira muy bien y pasa mejor; para delantero centro prefiero los del tipo Campanal, todo ardor y acometividad, de los que arrastran la línea delantera y todo el equipo
- Bueno, pues que lleves buen viaje y que tengas mucha suerte en tu nuevo destino
- Ahora, ya te digo, mi casa. Después, ya veremos
Un apretón de manos y a aprovechar el tiempo, que ya sopla el viento un poco más fuerte.