Entrevista Juan Mauduit 1992
Juan Mauduit fue presidente del Real Betis Balompié entre los años 1979 y 1983. Antes, desde el año 1969, había sido directivo en los mandatos de Julio de la Puerta, José León y Pepe Núñez, ocupando el cargo de secretario desde 1969 a 1977, y de vicepresidente en el último periodo de Núñez Naranjo.
Posteriormente a su presidencia no volvió a ser directivo, aunque su papel de referente moral estuvo presente durante todos los años 80 y 90.
Esta entrevista, a cargo del periodista Manolo Rodríguez, se publicó en Diario 16 Andalucía en octubre de 1992 y sirve para intuir su papel en muchas de las vicisitudes que la sociedad bética pasó por esos años. Un papel en segundo plano, alejado de los hechos puntuales del momento, pero con una actividad de asesoramiento y consulta en muchos de ellos.
Juan Mauduit está como siempre. Sonriente, irónico, lúcido, cáustico y, por lo que dice, feliz con el tiempo que le tocó vivir. A pesar de todo, nunca fue un presidente popular. Quizá porque delegó demasiado. Por eso, hoy, como entonces, no quiere ser más que lo que es. Un abogado distinguido que vive de sol a sol en su despacho sevillano de la calle Gravina.
Llovía torrencialmente en la calle, pero en el despacho de Juan Mauduit sólo era posible oír el sonido del silencio. Parapetado en su mesa llena de papeles, fumando “sólo por hacerle los honores a ustedes”, el que fuera presidente del Betis de 1979 a 1983 vive hoy fuera de melée, amparado tan solo en sus recuerdos. Pero nadie puede, ni debe, pensar que este prestigioso letrado carece de información privilegiada en torno a lo que ocurre en Heliópolis. Y el mejor aval es la historia. Lo propusieron presidente cuando cayó Retamero, tuteló a Hugo Galera y, ahora, es el mejor cerebro jurídico del tándem dirigente. Y, curiosamente, todos los pesos pesados de la última generación, salvo el patrón Lopera, fueron directivos durante su mandato.
- ¿Cuál es su actual estado de ánimo bético?
- Sereno y distante. Vivo completamente apartado de la dirección del club, ya que la entidad está en muy buenas manos, y cada vez tengo más conciencia de que mi hora ha pasado. Sin falsa modestia, he de decir que yo tuve mucha suerte durante mi mandato y no creo que fuera oportuno intentar repetir. Sobre todo, teniendo en cuenta que mis años fueron muy difíciles
- ¿Difíciles en qué sentido?
- Hombre, aunque muchos no lo quieran reconocer, yo llegué a la presidencia tras la dimisión de Pepe Núñez; sin estar todavía en el cargo hube de reunirme con la plantilla del Getafe para ofrecerles una prima por no perder con el Elche; más tarde tuve que afrontar el derribo obligado del campo con apenas dos meses de maniobra, y después, en lo deportivo, creo que consolidamos unos años de muy grato recuerdo
- Lo cual no fue óbice para que a usted también le chillaran en el palco…
- Sí, pero con un signo muy distinto a lo ocurrido posteriormente. A mí me chillaban cuando el equipo era quinto y tenía seis positivos. Como le comento a veces a Pepe León, que entonces era mi vicepresidente, bendito sea Dios que nos gritaran por eso. A veces he llegado a pensar que cambiamos el signo de la historia y que llegamos a inventar el ¡Viva el Betis manque gane¡
- Bueno, pues a pesar de todo usted nunca fue un presidente popular
- Porque nunca busqué el protagonismo, sino todo lo contrario. Mire usted, yo me impuse desde el principio de mi mandato el darle autonomía a mis colaboradores, el profesionalizarlos en su gestión y, como único mérito, me queda el haberlos elegido bien, igual que Napoleón se afanaba en acertar con sus generales
- ¿Y de qué general se siente más orgulloso?
- De todos. Directivos míos han sido Pepe León, Rafael Álvarez Colunga, Juan Salas, Hugo Galera, Miguel Espina, Gerardo Martínez Retamero, el llorado Francisco García Borbolla, Antonio Villegas,, Gregorio Conejo, etc Como verá, muchos nombres actuales. Sin embargo, querría significar el trabajo de José Carlos Campos Camacho en la organización del Congreso de Medicina Deportiva celebrado con ocasión del 75 aniversario del club
- Me acaba usted de nombrar a todos los notables
- No me gusta mucho el término notables, pero sí, se puede decir que han sido las personas adineradas que más cerca han estado de las decisiones durante los últimos años
- Sin embargo, ninguno de ellos fue capaz de resolver la ecuación de la sociedad anónima. Y si no aparece Ruiz de Lopera…
- Se hubiera resuelto igualmente la situación. El capital se hubiera cubierto de cualquier modo, e incluso yo tenía prevista una fórmula que no estoy en disposición de revelar porque no me han autorizado todavía quienes la iban a promover. Incluso la fórmula propuesta por Hugo Galera, con las Cajas de Ahorro y con Proinsur, podría haber prosperado si hubiera sido necesario, ya que en ese caso habría habido mayor flexibilidad
- ¿Qué opinión tiene de Ruiz de Lopera?
- Me parece un autodidacta muy valiente al que, sinceramente, admiro mucho
- ¿Y cómo ve que se haya quedado con el Betis?
- No me parece que haya ningún peligro, ya que le está ofreciendo sus acciones a todos aquellos que se las quieran comprar, cosa que yo mismo he hecho. Desde ese punto de vista, no veo ninguna tentación de monopolizar al Betis
- ¿Cuál ha sido su papel durante la conversión del club en sociedad anónima?
- Como todos los demás, he hecho lo que he podido. He asesorado, dentro de mis modestos conocimientos, en las cuestiones jurídicas y, además, estoy defendiendo en los tribunales cien millones de pesetas del Betis en el asunto de José Luis Loreto. Un pleito por el que no voy a cobrar ni una peseta y que posiblemente me cueste bastante dinero, ya que la minuta habitual de un asunto como éste sería de cuatro o cinco millones de pesetas
- A propósito, ¿cómo está lo de Loreto?
- Recurrido por ambas partes, aunque con la certeza absoluta de que serán tenido en cuenta nuestros argumentos
- O sea, que todo se quedará en que Loreto devuelva los dos millones y medio que cobró del Sevilla…
- Eso tendrá que decidirlo él. Porque de confirmarse nuestra tesis, Loreto podría dedicar ese dinero, si quisiera, a organizar una gran mariscada en el centro del campo de Heliópolis
- Volvamos a los temas de gobierno. ¿Es cierto que le ofrecieron ser presidente del Betis?
- Al menos eso entendí yo. Y aunque me halagaba mucho, no podía aceptarlo. Ya decía antes que ésta no era mi hora
- ¿Qué recuerdos tiene del mandato de Hugo Galera?
- Se lo voy a decir muy concretamente. Hugo Galera ha sido un presidente enormemente honrado e inteligente, pero con una extraordinaria mala suerte
- ¿Y del de Martínez Retamero?
- Yo contra Retamero no he tenido nada nunca. Es más, en poder de Juan Gaviño obra un informe elaborado por mí en el que lo exculpaba por su acción de venta de Heliópolis, la cual pudo ser antiestatutaria, pero nunca ilegal, al tiempo que denotaba una gran habilidad, capaz de conseguir un préstamo necesario para el club. Yo siempre lo he aludido de una manera irónica, bromista si se quiere, pero nunca agresiva como él me trató a mí cuando me sucedió en la presidencia. Le recuerdo que él llegó a decir que había encontrado ratones en los cajones del club
- ¿Le decepcionó que después de la que se organizó contra Retamero, Galera no fuera capaz de vender el estadio?
- Eran otros tiempos, pero no me dolió en absoluto. Yo no soy partidario de que los béticos abandonen un símbolo como Heliópolis y, además, me siento cada vez más orgulloso de haberle mantenido el nombre, en contra de la opinión que existía en 1980 de que hubiera rebautizado el estadio como Nuevo Heliópolis
- ¿Cómo juzga las malas relaciones entre Sevilla y Betis?
- Con gran dolor, porque no fue lo común en mi época. De hecho, no querría perder la ocasión de ensalzar el nombre de Eugenio Montes, un caballero y amigo entrañable, ante el que cualquier elogio se queda corto