Entrevista Serafín Aedo 1974
Serafín Aedo fue uno de los tres integrantes, junto a Joaquín Urquiaga y Pedro Areso, de la defensa bética que ganó el Campeonato de Liga en 1935. Fue además el único de los tres que no abandonó el club bético y que en junio de 1936 renovó con el equipo vediblanco, pues Areso, en 1935, y Urquiaga, en 1936, marcharon al FC Barcelona. Esta renovación de Aedo la documentamos aquí.
Pero después de su renovación nunca volvió a jugar con el equipo bético. La guerra civil y su posterior exilio en Argentina y México, donde fallecería en 1988, impidieron que Aedo jugara en el Betis. El CD Euzkadi, River Plate y el España de México fueron sus clubs hasta su retirada en 1949, ya con 41 años.
Como se ha comentado antes en México se estableció y allí vivió hasta su fallecimiento, aunque en sus últimos años mantuvo contactos con el Betis como vimos aquí , e incluso asistió al Benito Villamarín junto a Pedro Areso, como ya contamos aquí.
En 1974 en AS Color fue entrevistado desde el exilio mexicano, una entrevista en la que repasaba su carrera y se comparaba el fútbol de su época con el del momento. Y una entrevista en la que Serafín Aedo deja constancia de su cariño y afecto por el Betis y su afición.
Esta vez no fue Isidro Lángara mi enlace con Serafín Aedo. Llevaba algún tiempo tratando de comunicarme con el gran defensa que fue del Betis y además integrante, con Urquiaga y Areso, de un terceto defensivo que sucedería a Zamora, Ciriaco y Quincoces en la popularidad del fútbol español.
Entre mis buenos amigos, porque lo son de verdad si uno repasa las cartas que me envían, Angel Zubieta y Emilín Alonso Larrazábal, dos glorias del fútbol nacional, pude localizar a Serafín Aedo. Me ha escrito desde México, donde vive, donde tiene formado su hogar, donde ejerce como corredor de seguros. Sus contestaciones al cuestionario enviado son lacónicas, un tanto secas. Es una forma de expresión que concuerda con las características de su juego. Cortante, expeditivo. La impronta del fútbol sigue conservándose en él. Ya es importante esto, porque supone por encima de todo una gran dosis de personalidad y de carácter.
- Dígame, Serafín, ¿quién ha sido el jugador que admiró más usted en su actividad deportiva?
- El fallecido Leonardo Cilaurren. Era un hombre de una fortaleza sensacional, de un empuje maravilloso y de una garra y unos deseos de victoria continuos. Cilaurren fue un medio ala que hacía jugar con tranquilidad a sus defensas
- Si usted tuviese actualmente veintidós años, ¿en qué puesto podría actuar, dada la actual sistematización del fútbol?
- Sería defensa. Y tal como se juega, me sería indiferente actual de central como de lateral. Yo era rápido, y eso es importante para un defensa de ala
- Entre los muchos recuerdos deportivos que usted conserva de su vida deportiva, ¿cuál es el mejor para Serafín Aedo?
- Indudablemente hay muchos momentos buenos en la vida de un futbolista. Además la juventud ayuda a ello. Pero recuerdo mucho mi alegría cuando fuimos campeones de Liga con el Betis. Era una hazaña que nadie esperaba. También recuerdo con satisfacción mi primera aparición en el equipo nacional de España. Fue ante Francia, y Areso y yo reemplazamos a Ciriaco y Quincoces. Aquello tenía su importancia, por lo que suponían nuestros compañeros del Madrid
- ¿Y cuál es el peor?
- Tuve tan felices momentos cuando jugaba al fútbol, disfruté tanto de mis actuaciones, me vi rodeado de tan buenos amigos y compañeros, que los malos recuerdos se olvidan. Por eso no tengo ninguno
- ¿A qué defensa izquierdo, que era su puesto, admiró más en su vida?
- Indudablemente a mi paisano Jacinto Quincoces. Y en aquella época en el fútbol español había jugadores muy buenos en la zaga, porque Ciriaco, Zabalo, Areso, el vigués Valcárcel, Ceballos, del Racing de Santander, el ovetense Pena… eran muy buenos jugadores. Creo que Quincoces era el mejor, sin que ello suponga demérito para los demás, que eran formidables jugadores.
- Juzgue al fútbol español de hoy
- La verdad es que no tengo muchos elementos de juicio, porque vivo alejado de él y lo poco que veo no es suficiente para sentar bases y definiciones contundentes, pero creo que ha crecido en afición, como es lógico, y en potencia económica. Hay muchos más practicantes, y eso supone un crecimiento en cuanto a la cantidad
- ¿Qué le falta?
- Creo que estrellas nacionales. Es decir, figuras indiscutibles, auténticos “cracks”. Ahora es difícil que existan jugadores de una calidad mundial como existían antes. Quizá, también, porque se juega más de conjunto y brilla menos la iniciativa individual
- ¿Estima que le sobra algo?
- Creo sinceramente que no. El fútbol ha crecido en todo el mundo, cada día se juega en más países y la afición se ha desbordado. Por eso no le sobra nada y yo, particularmente, hago votos porque siga prosperando. Me ha alegrado mucho el retorno del Betis a Primera División, que es, indudablemente, donde debe estar y figurar, entre los mejores cuadros españoles
- ¿Qué sintió usted cuando fue internacional la primera vez?
- Muchísima alegría. Defender la elástica nacional es la meta de todo jugador. Por otro lado, tanto Areso como yo teníamos las puertas cerradas, porque Ciriaco y Quincoces, lógicamente, eran inamovibles. Por eso, cuando en el año 1935 don Amadeo García Salazar nos convocó para jugar ante Francia en el viejo campo de Chamartín, me llevé la alegría de mi vida. Ganamos por dos a cero, y jugaron conmigo Zamora, Areso, Cilaurren, Muguerza, Marculeta, Lafuente, Luis Regueiro, Lángara, Hilario y Gorostiza. Luego estuve convocado muchas veces como suplente, y tuve ya continuidad en partidos contra Alemania, en Barcelona, donde perdimos, ante Checoslovaquia en Praga, donde caímos por un penalti injusto, y en Berna, frente a Suiza, donde nos impusimos por dos a cero. Creo que ya había cogido el puesto en propiedad, pero surgió la guerra…
- ¿Qué hace en la actualidad?
- Soy corredor de seguros. Vivo tranquilo, bien, y aprovecho la oportunidad para enviar un saludo a toda la afición. Como es lógico a la bética con más intensidad y afecto.
Fuente: AS Color 23 de julio de 1974