José Fernández Zúñiga (a) «Agonía»-II
«El fútbol sevillano ha celebrado cumplidamente sus bodas de oro. Esto quiere decir que de aquellos tiempos heróicos, en los que los jugadores cargaban con la portería, cuando los postes de estas no lo constituían dos montones de prendas de los mismos, y los guardias urbanos denunciaban oficialmente «a unos jóvenes desaprensivos que en paños menores pegaban patadas a una pelota, en lugar público», quedan pocos que hayan continuado fielmente con su afición, hayan sido consecuentes con su club, siguiéndole en sus avatares, como espectadores, ya que los años ¡ ay ¡ no pasan en balde y los que peinan canas sólo pueden sentir la añoranza de aquella primera juventud.
Aunque algunos se conserven de buen aspecto, fuertes, sanos, como si Cronos les dispensara su mejor protección y en ellos dejara de ejercer su inexorable influencia.
Así sucede con don José Fernández Zúñiga–Pepe Zúñiga para los íntimos y más conocido en esos primeros pasos del deporte por el seudónimo de «Agonía«–, perteneciente a esa vieja guardia y que fue entoces gran figura de recién nacido Sevilla Balompié, que más tarde había de absorber, antes de fusionarse, con el Real Betis Foot-ball Club, para convertirse en el actual Real Betis Balompié de tan brillante historial cuyo ascenso a la Segunda División de la Liga en esta temporada 1953-1954 llena de alborozo a sus entusiastas.
Pepe Fernández Zúñiga, que fue un buen jugador en varios puestos, aunque sus mejores éxitos los tuvo como guardameta, es de esos incondicionales a que nos referimos, y, además, tiene una memoria prodigiosa. Este es el motivo de que nos dirigiéramos a él, seguros de que no fallaría, para rememorar el primer partido oficial en que se enfrentaron el Sevilla Foot-ball Club y el Sevilla Balompié, en los primeros años de principios de siglo XX.
Hablamos, en principio, de aquellos tiempos y no dice:
–Creo que soy el decano de los balompedistas-béticos militantes, de los que constantemente han permanecido al lado del Club, desde su fundación. Y jugador de su primer «team», en inglés, como entonces se decía.
–Entonces jugarías el primer encuentro oficial entre el Sevilla y el Balompié, que es el principal objeto de esta entrevista.
–Efectivamente, lo recuerdo con todo detalle. Se jugó en el campo que existía en el Prado de San Sebastián frente a los Pabellones de Ingenieros (*Cuartel Regimiento Mixto de Ingenieros Nº 2), que es, aproximadamente, el que ocupan los jardines delante de las edificaciones de la Plaza de España (*frente a la Puerta de Navarra; parte de atrás del Pabellón de Telefónica-Forja Siglo XXI; parte lateral con el Centro de Estudios Ambientales «Joaquín Romero Murube», un pasillo, y Parque Infantil de Tráfico-Avenida de la Borbolla); porque el del Sevilla, junto a las tapias del Parque, tenía un árbol frondísimo en el terreno de juego («Huerta de la Mariana»). Fue, me parece, el segundo domingo (15) de Noviembre de 1908, y el resultado fue de empate a dos tantos.
–A lo mejor te acuerdas de las alineaciones.
–Espero que sí y de quiénes metieron los tantos. Toma nota.
Por el Sevilla Foot-ball Club: Cirilo Smith Robinson; Andrade, Mr. Adam Kirkwood, Luís Ruiz de Castañeda; M. Ramos Wenthuisen, Francisco Montoto Sánchez; José Lafita, Javier Ramos Wenthuisen, Juan Mackenzie, Daza y Carlos García Leconte.
Y en el Sevilla Balompié: Fernández Zúñiga; Bernal, Roberto Vicente De Mata (a) «El Tigre», Jacinto Wesolowski Zaldo, Mr. F. Lucas; Antonio Puig Valero, Cástor Montoto Vidal, Manuel Ramos Asensio, F. González Alonso, Alfonso Del Castillo Ochoa y Francisco Mateos.
Fueron autores de los tantos del Sevilla FbC: Javier Ramos Wenthuisen y Juan Mackensie. Y los de Sociedad Sevilla Balompié: F. González Alonso y Manuel Ramos Asensio.
–¿Hubo desempate?
–Se jugó un segundo encuentro, con casi los mismos jugadores, que también terminó en igualada, esta vez a uno. Y un tercero, que ganamos nosotros por 1 á 0, marcado por Apolinario, jugador onubense que entonces estaba en Sevilla.
–¿Con qué fin se jugaron estos partidos?
–Como preparación para el primer Campeonato de Andalucía-1910 (* y Extremadura, pero no se presentó ningún club) que se disputó en Huelva-Campo del Velódromo; entre el Recreativo, el Sevilla y el Balompié. Para el equipo vencedor el doctor Mackay (*Williams Alexander Mackay) ofreció una copa de plata. Además para los jugadores del mismo había once medallas de oro y para los segundos clasificados, once de plata.
–¿Cuál fue el resultado de aquel torneo?
–El primer partido jugado el martes 04-Enero-1910 el Recreativo de Huelva nos ganó por 4-0; el miércoles 05 contra el Sevilla FbC y volvimos a empatar 0 á 0; en el tercer partido, el día de Reyes-jueves 06 de Enero-el equipo onubense venció al Sevilla FbC por 2 á 0, quedando proclamado Campeón y adjudicándose la Copa de Plata Doctor Mackay y las medallas de oro.
Las medallas de plata fueron para el Sevilla FbC, por su mejor «goal average». Indudablemente por entonces el Recreativo de Huelva era muy superior a nosotros.
No nos dice Pepe, pero nosotros lo sabemos y dejamos de ello constancia, que en este campeonato se reveló como un guardameta extraordinario y que pese al «cuatro» que encajó frente a los recreativistas estos le estuvieron presionando para que se quedase allí y defendiera su puerta en lo sucesivo, primitivas y económicas gestiones de captación, que ahora se han elevado a millones de pesetas.
Y que el partido con el Sevilla FbC terminó con empate gracias a su personalísimo acierto en la defensa de su marco, pues desvió a corner un penalti, y le paró a Carlos García Leconte un chutazo a menos de 3 metros, por lo que fue ovacionadísimo y tocó la música en su honor.
Sí, la música. En los grandes acontecimientos, acudía una banda a los campos y dejaba oir sus mejores acordes en honor de los señores jugadores, como se decía al hacer las reseñas. De esa última para el Diario de Huelva escribía lo siguiente: «En una ocasión, al final del partido, nos hizo creer en un goal, pero la oportuna intervención del portero del Balompié lo evitó, recibiendo, por lo tanto, una ovación pode demás merecida».
–¿Recuerdas alguna anécdota interesante?
–Muchas. Una de ellas relacionada con la final de la Copa de España que el Betis Balompié disputó al Atlértico de Bilbao en Madrid, en el campo de Chamartín, el martes 21 de junio de 1931.
Recordarás, porque también tú estabas allí, que llovía torrencialmente. Me encontraba yo en la caseta vestuario del Betis cuando entró Guillermo Gorostiza con cinco balones flamantes, pero demasiado pesados. Se había discutido por ambas partes cual iba a ser la pelota que se iba a utilizar en el partido sin que se llegase a un acuerdo, pues el Betis Balompié prefiría un balón que llevaba, impermeable y más liviano. Mientras continuaba la discusión, yo cogí los balones que había llevado Gorostiza, los metí en un retrete, le eché la llave y tire ésta fuera del campo. No hay que decir que se jugó con el balón que proponía el Betis, porque los otros no se encontraban y el tiempo se echaba encima.
Y Pepe, abre su boca en ancha sonrisa como lo hiciera en aquella oportunidad que tuvo de ayudar a las pretensiones de su Club, con algo de picaresca, lo mismo que en otras muchas defendió sus colores bajo los palos de la portería, de donde más de una vez fue sacado a hombros de la «hinchada».
Un fuerte apretón de manos rubrica nuestra antigua y buena amistad, para despedirnos y dar por terminada la charla».
BELTRÁN (Enrique Tello).-Semanario Gráfico de Deportes-Número especial dedicado al Real Betis Balompié-Mayo 1954.