Kubala se presentará al público con los colores del Betis 1961
Con este llamativo titular presentaba el diario deportivo Marca una información desde Sevilla en Marzo de 1961, y en la que se daba cuenta de que el hijo mayor de Ladislao Kubala, Branko Kubala, iba a jugar un partido con el equipo infantil del Betis.
Ello como premio a sus buenas notas estudiantiles y aprovechando dos circunstancias: su condición de bético confeso y el hecho primordial de que era su tío Fernando Daucik el entrenador en esos momentos del primer equipo verdiblanco, lo que , sin lugar a dudas, propició el debut de Branko.
Branko había nacido en 1949 en Checoslovaquia; su madre era hermana de Fernando Daucick y con 14 años pasaría por Milanello, el centro formativo del AC Milan para jugadores jovenes.
Sólo 4 años después de esta entrevista, un 3 de Abril de 1965, con 16 años y 83 días Branko Kubala debutó en Primera División al saltar al césped de San Mamés en un Athletic Club-Español. Su padre, Ladislao Kubala, era el entrenador españolista. Posteriormente pasaría por otros clubs españoles ( Cartagena, Sabadell, Atlético Malagueño, San Andrés) e incluso jugó en Estados Unidos y Canadá.
El hijo de un famoso futbolista quiere eclipsar las glorias inmarchitables de su progenitor. Cosa muy natural. Es cuestión “sine die”… ¡pero no tan lejana¡ Ya que, a modo de ensayo público, el “pretendiente” va a iniciar el intento dentro de unas fechas, actuando en la categoría especial que le marcan la edad y la reglamentación: la de juvenil.
Lo que no resulta muy natural es que ese intento de superar la fama paterna lo pretenda en lugar alejado al medio común de éste… y en un club muy distinto y sin relación con las actividades cotidianas de ambos.
Se trata de Branko Kubala, hijo del popular delantero barcelonista y sobrino carnal del entrenador bético Fernando Daucick. Muchos creerán que tal puede ser la afinidad que exista entre el incipiente jugador y el club donde se anuncia su debut. Pero se equivocan. Branko Kubala va a debutar en el Betis porque es el club de sus preferencias. Admiración que data de mucho antes de que el tío Fernando se hiciera cargo de la dirección del equipo blanquiverde.
El chaval lo ha confesado. Porque Branko Kubala se encuentra en Sevilla. E incluso adiestrándose bajo las órdenes de su tío. Claro que por puro pasatiempo, como compensación a las buenas notas obtenidas en recientes exámenes parciales. Pero Branko Kubala va a ver satisfechos, por fin, los deseos de formar en el Betis, jugar en público sobre el césped del estadio Villamarín y vivir un poco el ambiente bético.
De todo ello habló a la Prensa. Porque, como es de suponer, Branko Kubala es hoy noticia. Noticia original y positiva.
Pretendíamos sonsacar al chaval noticias de papá y de “sus proyectos”. Pero el chico, que es más listo que un lince, la familia Kubala-Daucick lo es de sobra, supo esquivar nuestras entradas.
– Con papá no suelo hablar de fútbol, y todavía menos de sus cosas. Cambio impresiones sobre determinados puntos de vista técnicos, pero generalmente en plan de consejo. Sobre otras cuestiones futbolísticas no lo hago. Tan solo una vez…, y como consecuencia me hice decidido admirador del Real Betis.
La “puntualización” desbordó nuestra curiosidad y solicitamos que aclarara cómo aconteció.
Sonríe pícaramente el crío que, con ingenuidad, no exenta de orgullo, respondió:
– Hace dos temporadas, con motivo de una visita del Betis al Barça. El Betis actuó muy bien, causando la admiración del público barcelonés. Un decisivo fallo del árbitro de turno obligó a papá a lanzar un penalti, que al traducirse en gol permitió superarse al Barcelona y derrotar a los sevillanos por cuatro-uno. Por la noche, comentando aquello con papá, le dije que debió lanzar el castigo fuera; pero mi padre, cumplidor estricto de sus obligaciones, me hizo ver que eso no podía ser, y que, aunque comprendía, que la decisión arbitral había sido injusta, él tenía que cumplir. Me convenció, pero desde aquel momento sentí por el Betis una enorme simpatía. Y continúo manteniéndola ahora más, con la presencia de mi tío Fernando y de Yanko. Desde aquel día, en mis ilusiones futbolísticas forjé el deseo de lucir el uniforme bético. Y ahora parece que voy a hacerlo.
– ¿Cuándo?
Fernando Daucick, que asiste como mudo testigo de la conversación, aclaró:
– El día 8 va a jugar el juvenil bético un partido, antes que el correspondiente a la Liga entre el titular y el Granada. Con ese motivo Branko satisfará su capricho: lucirá el uniforme blanquiverde en el estadio sevillano. Es un buen chico, estudioso, muy cariñoso y respetuoso y por eso sus padres le han dejado venir conmigo y mis hijos a Sevilla a pasar las presentes fiestas primaverales. Aprovecha la ocasión para asistir a diario a los entrenamientos y para intentar dicha actuación pública.
Volvemos a la entrevista con el joven Branko.
– ¿Has jugado mucho al fútbol?
– En el colegio donde curso los estudios suelo jugar. Pertenezco al equipo y soy el máximo goleador: en el actual torneo llevo marcados veinticinco goles.
– ¿En qué puesto juegas?
– Centro delantero
– ¿Quién juega mejor en dicho lugar: tu papá, Yanko ó tú?
El chavalín vuelve a sonreír y exclama:
– ¡Mi papá¡ Aunque mi primo Yanko llegará a ser tan bueno como él. Y muy pronto; se parece mucho a él.
– ¿Cuántas veces has visto jugar a Yanko?
– Varias, pero en Primera División esta temporada.
– ¿Qué te pareció frente al Sevilla?
– Que si no lo expulsan, el Betis gana por varios goles. La expulsión fue injusta. Desde que salió los contrarios ya iban a por él. Por lo visto, es un sistema.
– ¿Cuándo vas a empezar a jugar “en serio”?
– Primero terminaré los estudios. Después…decidirá papá. Pero la verdad, me gustaría venir al Betis. Como soy bético…
– Sin embargo no podrás satisfacer el deseo. ¿No te marchas con papá a la Argentina?
– ¡No, no¡ Nosotros no vamos a la Argentina. Bueno, quiero decir que como supongo que papá va por poco tiempo, nosotros nos quedamos en España, en Barcelona, a donde regresará cuando termine el contrato con el club argentino.
– ¿Y volverá a jugar en el Barcelona?
Encoge los hombros y lanza un “¡No sé¡”, que no explica nada. Branko Kubala sabe proteger también el juego informativo con la inteligencia y la actitud, a semejanza como su padre lo hace en la cancha con el balón entre los pies.
Fuente: Marca 31 de Marzo de 1961