Las viejas secretarías
Con motivo de los 75 años del club celebrados en 1982 se publicó este artículo que relataba las andanzas del club por una larga relación de secretarías desde los tiempos iniciales hasta ese año, en que se abandonó la circunstancia de tener una secretaría en el centro de la ciudad para pasar a ubicarla en el mismo estadio Benito Villamarín, que con ocasión del Campeonato Mundial de Fútbol de ese año fue reformado y contó con las instalaciones necesarias para albergar estas instalaciones.
El relato sigue de forma bastante fiel el publicado en ABC en 1958 con motivo de las Bodas de Oro del club.
Desde la Macarena a Triana, desde Santa Cruz a la Campana, o desde el Arenal a San Lorenzo, los barrios tradicionales o el propio corazón urbano de la ciudad, sintieron en su entraña el latir firme y profundo de la vida social de nuestro Club.
Sucesivamente las calles Alfonso XII, Bustos Tavera, Guzmán el Bueno, Tetuán, Argote de Molina, Velázquez, Muñoz Olivé—primeras grandes dependencias–, Martín Villa, Bilbao—por su ventana entró una bomba en 1936, destruyendo los archivos–, Tomás de Ibarra—con la superficie exacta de un viejo tranvía de Heliópolis, según curiosas medidas efectuadas–, el propio Heliópolis—la arriada de 1948 destruyó allí documentos irreparables–, Mateos Gago, Alemanes y Conde de Barajas, como igualmente el Restaurante Las Delicias, el Salón Kursaal, los Bares Americano, Plata y Jerezano y hasta la propia Tertulia Bética acunaron y alentaron el pulso del discurrir de cada día en la vida de nuestra sociedad, con su carga inescrutable de alegrías y tristezas deportivas, que de todo hubo en la verde viña de nuestro Betis, para que en los moldes de sus triunfos y también–¿por qué no?—de sus fracasos, se forjara la solera y categoría de una historia singular y excepcional, única por insospechada y sorprendente en la historia del fútbol español.