Los entrenamientos de O´Connell
Una publicación del semanario deportivo madrileño AS de Febrero de 1933 nos informa sobre un aspecto bastante desconocido: los métodos de entrenamiento utilizados por Patrick O´Connell.
Patrick O´Connell llega al Betis en el verano de 1932 para sustituir a Emilio Sampere. Esta decisión en su momento es muy polémica. Sampere, en sus dos campañas con el equipo, ha cosechado grandes éxitos: en la primera lleva al equipo hasta la final de Copa, y en la segunda se proclama campeón, ascendidiendo a Primera División. Lo lógico parece la renovación.
Sin embargo la directiva bética opta por traer a un nuevo entrenador: un irlandés que ya ha entrenado en España. Concretamente en el Racing de Santander durante 7 años ( entre 1922 y 1929) y en el Oviedo ( las temporadas 1929-30 y 1930-31). De este club salió por su empeño en alinear como delantero centro a un tal Isidro Lángara. Pasa un año descansando en Inglaterra hasta que vuelve a España, llamado por el Betis.
Rigor y disciplina son las características con las que O´Connell maneja a la plantilla: » El señor O´Connell, entrenador del Betis sevillano, entiende que un entrenador ha de tener un poco de alto jefe militar, en cuanto al espíritu y dentro del oficio, para imponer a los jugadores una disciplina rígida y, desde luego, inviolable».
El día que los reporteros de AS se presentan a presenciar el entrenamiento es atípico, porque hay contacto con el balón.
A lo largo del reportaje se desgranan diversas enseñanzas con que O´Connell, ex futbolista profesional que llegó a jugar en el Sheffield Wednesday, Manchester United y Hull City, ilustra a sus jugadores
¿ Qué hace el señor entrenador, que en la foto se está señalando el frontal? ¿ Es que está declarando que tiene mucho talento? No. El señor O´Connell que tiene, en efecto, mucho talento, es un hombre trabajador, empapado de su ciencia futbolística, que lleva simpáticamente, arrastrado por su afición y su larga experiencia de profesor «sportman», sin ninguna vanidad. Sencillamente. Explica cómo ha de ser el verdadero juego de cabeza. Señala con su índice el frontal, que es la parte de la cabeza con que ha de impulsarse el balón para mandarlo con más eficacia. Como en el juego de billar, si la frente (taco del balón) «pica» a la izquierda o a la derecha de la pelota, ello bastará para que el balón dé marcha atrás en la dirección que se le imprima. Casi no hay que mover la cabeza. Basta oponérsela al balón…
Un detalle que debemos de tener presente para los entrenamientos de estos años viene condicionado por los desplazamientos y los medios de transporte existentes. La jornada futbolística siempre se disputa en domingo, por lo que cuando se juega fuera hasta el martes no se puede volver a entrenar. A su vez, para ir a jugar fuera un domingo es necesario salir el viernes, dado que por entonces son el ferrocarril y el autobús los medios de locomoción utilizados, ya que el avión en los años 30 no es usado habitualmente como medio de transporte por los equipos de fútbol.
A esto se añade otro dato perjudicial para los desplazamientos del equipo en estos años, como es la propia ubicación de la ciudad de Sevilla en el contexto de los equipos de Primera División.
Estos datos que a continuación aparecen son de la temporada 1935-36 y representan los kilómetros que tenían que hacer los equipos que por entonces estaban en Primera División. El Betis, junto con el Sevilla ese año, eran los que más kilómetros realizaban ( un total de 18.756 kilómetros), dado que la mayoría de clubs de Primera se ubican de Madrid hacia arriba. Y que conste que en esta temporada los datos son mejores, pues la presencia del Sevilla en Primera Divisón desde la campaña anterior hace que los kilómetros sean menos. Pero en la temporadas 32-33 y 33-34, en las que el Betis es el único representante del fútbol andaluz en la máxima categoría, hubo que hacer más kilómetros.
Con ello quiero explicar que el número de días que se destinaban a entrenar a la semana estaría entre 4 y 5 días. De ellos, tal y como se nos indica, O´Connell sólo destina un día al entrenamiento con balón. No va a ser, por lo tanto, en la parte técnica en la que el entrenador irlandés va a basar la fortaleza de sus equipos; al revés, será en la parte física y de choque, muy en consonancia con el fútbol típico de las Islas Británicas donde ha desarrollado su carrera futbolística.
Ello unido a una magnífico sistema defensivo con la famosa tripleta Urquiaga, Areso y Aedo, que llegan al Betis procedentes del fútbol norteño, y con otras dos características del equipo no menos importantes: la rapidez y la verticalidad. En efecto, el juego del Betis se va a caracterizar por una velocidad en la circulación del balón que propicia el plantarse en la portería contraria con una inusitada celeridad.
De ello nos informa el propio O´Connell en una entrevista que concede al diario barcelonés Mundo Deportivo en el verano de 1935, cuando ha fichado por el FC Barcelona y compara el sistema de juego empleado por el Betis y el que ha podido ver en el conjunto catalán la temporada anterior.
La semana próxima retomaremos esta información de AS, pero bajo otro prisma: el de los primeros aficionados infantiles que seguían al Betis Balompié por esos años.