De los nombres propios de Atocha, de Julián García Candau
Durante 80 años, entre 1913 y 1993, Atocha fue el campo de la Real Sociedad. Un recinto mítico para los aficionados al fútbol de toda España, un campo en el que los jugadores sentían el aliento en el cogote de los aficionados, incluso de forma real.
Por este escenario pasaron figuras del fútbol mundial aunque con ocasión de su cierre en junio de 1993 el periodista Julián García Candau prefirió centrarse en su recuerdo a algunos personajes especialmente ligados al club txuri urdin Lo hizo en este artículo publicado en AS, centrándose en nombres míticos de la historia blanquiazul como Eduardo Chillida, Elías Querejeta, Benito Díaz o Gabriel Celaya.
Eduardo Chillida vio truncada su carrera de guardameta por una lesión de rodilla. Dejó el fútbol y se convirtió en escultor universal. Le debe a Atocha no haber jugado en el Real Madrid y ser un gran artista.
Elías Querejeta decidió abandonar el fútbol una mañana en la que se dio cuenta de que llevaba media hora dando vueltas por el césped de Atocha sin tener conciencia clara de lo que estaba haciendo. Huyó de una tarea que se estaba convirtiendo en puro automatismo para dedicarse a la creación cinematográfica como productor. Elías se retiró tras marcarle un gol al Madrid de Di Stéfano, y que resultó ser un triunfo casi histórico porque desde entonces hasta la siguiente victoria pasaron veintidós años.
Benito Díaz era un entrenador poco conocido, que se ganaba la vida como representante de los naranjeros valencianos en una oficina aduanera en Hendaya, cuando el estallido de la guerra civil le obligó a buscar refugio tras el puente de Santiago. A Benito Díaz lo confundieron con su hermano, que ya había sido delegado de la selección española. Y con una biografía que no tenía lo hicieron entrenador del Girondins de Burdeos, y fue campeón de Francia con un equipo de españoles exiliados, como Urtizberea, Mancisidor, Artigas, Paco Mateo, etc. A Salvador Artigas, el último aviador de la República, lo sacó de un campo de concentración y, años después, lo hizo jugador de la Real.
Gabriel Celaya coincidió en Santander, en las tres finales que disputó la Real contra el Barcelona, con José María Cossío, Carlos Gardel y Rafael Alberti, quien escribió allí la “Oda a Platko”, cancerbero barcelonista. Celaya compuso la contraoda, grito de protesta contra Alberti porque no supo ver “cómo le robaron la Copa a la Real” los árbitros.
Atocha cierra sus puertas para el fútbol grande después de haber padecido durante cincuenta años la maldición de “Messié Comet”, el empresario del velódromo que había en el campo y que fue destruido para que el fútbol ganara espacio. Comet pronosticó que jamás sería campeón la Real Sociedad. La maldición duró medio siglo. Pero, al fin, Chillida, Querejeta, Benito Díaz, Salvador Artigas y Gabriel Celaya alcanzaron a ver a su equipo campeón en los viejos muros en los que aún permanecerán durante mucho tiempo gritos como aquél de “no pasa nada; tenemos a Arconada”.