Nuestro adiós a Mundo, de Manuel Sarmiento
El 14 de diciembre de 1978 fallecía en Valencia Edmundo Suárez de Trabanco, futbolísticamente conocido por Mundo.
Nacido en Baracaldo, las circunstancias del periodo bélico le llevaron a jugar en el Valencia, después de haber comenzado en el Athletic.
Fue el delantero centro del Valencia entre 1939 y 1950, un delantero clásico que aún hoy en día es el décimo máximo goleador histórico de la Liga, ganando el Trofeo Pichichi en 1942 y 1943, además de 3 títulos de Liga y 2 de Copa con el equipo valencianista, que en los años 40 vivió una de sus épocas de esplendor.
Al día siguiente de su fallecimiento el periodista Manuel Sarmiento Birba le dedicó este sentido recuerdo en el diario deportivo AS.
Edmundo Suárez Trabanco, “Mundo”, ha muerto. De un ataque que causó sensación en el futbol nacional, integrado por Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza, solo quedan los dos pulmones del mismo: Amadeo y Asensi. Gorostiza, primero; luego Epi –hace más bien poco-, y ahora, Mundo, han dejado los campos del fútbol donde tanto destacaron, por los espacios celestiales.
Escribir de Mundo, para mí, es fácil. Le vi jugar muchísimas veces, fui amigo de él cuando era entrenador en diversos equipos nacionales y compartí no pocas horas de la vida en la camaradería de una tertulia o de una fiesta.
Mundo tuvo la mala suerte en fútbol de quedar sin jugar entre dos etapas. Era un chaval aún, muy joven y el Athletic de Bilbao lo enroló en sus filas. Era suplente de Bata, pero estaba llamado a ser algo en el club de su tierra vasca. La guerra rompió esa actividad. Cuando la paz llegó a España, Mundo, enrolado en el Recuperación de Levante, ancló en el Valencia para toda su vida. Allí jugó años y más años y allí marcó goles y más goles. Cuando dejó el Valencia tuvo una corta actuación en el Alcoyano, pero ya no era Mundo. Era solo la gloria la que le acompañaba la fama que no sabe de goles ni de fuerzas porque la edad no perdona a nadie.
Mundo fue internacional en tres ocasiones, porque en aquellos tiempos aún “pitaba” Campanal I, estaba Martín en plena fuerza de juego, aunque las lesiones acabarían con el gran ariete del Barcelona, y estaba el empuje de Zarra, que lo arrollaba todo, y que se constituiría con César y Pahíño en máximos aspirantes al puesto de ariete de la selección nacional. Suiza, Francia y Alemania fueron los tres adversarios ante los cuales vistió la elástica nacional.
Mundo fue un jugador de muchísima potencia, de un disparo fortísimo, de un gran remate de cabeza. Acometedor, con un entusiasmo extraordinario, Mundo fue de los arietes de “rompe y rasga”. Su gran olfato del gol le llevó a ser máximo realizador en no pocas ocasiones. Era un hombre de un constante peligro para los defensores adversarios.
Mundo venía padeciendo últimamente notables quebrantos físicos como consecuencia de una operación realizada hace algo más de un año. Días atrás recayó de nuevo y en pocas horas entregó su alma a Dios en la Valencia que fue su ciudad de toda la vida. En la calle Juan de Austria, de la ciudad del Turia, existe un negocio de hostelería que lleva su nombre. Allí figurará para que las generaciones que nunca supieron de él, que no le vieron actuar, sepan por lo que les contemos los demás, la capacidad física, humana y hombría de bien de este jugador que han dicho su adiós.
El cronista, que supo de su amistad, de su compañía, de su afecto, escribe esto con cierta nostalgia, pero con muchísima pena. Los amigos se nos van muriendo en la inevitable carrera de la vida.