Prólogo de Relatos en Verdiblanco
Relatos en Verdiblanco es un libro aparecido en el año 2007 con motivo del Centenario del Real Betis Balompié, publicado por la Editorial Almuzara. Se trata de una magnífica colección de 12 relatos independientes relacionados con el Betis a cargo de grandes escritores y periodistas.
Como inicio a esta nueva sección aquí está el prólogo con el que se inicia esta obra, a cargo de Luis Miguel Martín Rubio.
Prólogo
Valiente osadía, por mi parte, aceptar el ofrecimiento de los promotores de este maravilloso libro que encierra aromas verdiblancos. Una osadía que se convierte en honor para este humilde bético de tardes de voladizo en Heliópolis.
Aquí te adentrarás en este misterio de trece barras con una alineación de once arúspices para desentrañar sus claves, una forma de andar por el mundo y entender la vida llamada Real Betis Balompié.
Un misterio de estoicismo, grandeza, de no descomponer la figura aunque pinten bastos, cimas y simas insondables, de infiernos de tercera hasta alcanzar la gloria en la Liga de Campeones, de sufrimientos y alegrías; fúndanlo todo y saldrá el trece en un escudo, que sólo ostentan aquellos que profesan en verdiblanco incluso sin saberlo.
Para aquellos que sí lo saben, incrementarán su sentimiento con la lectura de los relatos de estos galácticos del periodismo, que son los herederos de aquellos que contaron y cantaron las primeras gestas, de cuando se inició esta historia centenaria allá por el campo del Patronato.
En este libro encontrarás una alineación de lujo sólo equiparable a aquella que logró alzar la Copa del 35: Adolfito, Saro, Peral, Areso, Aedo, Unamuno, Timimi… o aquellos que sucedieron a estos: Del Sol, Rogelio, Cardeñosa, Quico Grau, Frigols, Valera, Macario, Gordillo, López, Alfonso, Joaquín… Y así hasta el infinito y más allá. En definitiva, como aquellos que forjaron la leyenda de 100 años y que hoy es glosada por esta alineación de oro; parafraseando al simpar Melado megafonía en mano: “ Béticos del Universo…” “ Peazo de Betis…”. En la puerta “ Cerrojo Herrera”, en la defensa Correal, Hernández, Mérida y Furest; en la media los Manolos, Ramírez y Rodríguez; en la delantera Iwasaki, Salas y Jiménez y de delantero centro Peris. En el banquillo espera su oportunidad la perla de la cantera, Fernando Fedriani.
Alineación de sentimientos universales que traspasan fronteras, de Arcos a Almería, de Ciudad Real a Constantina, de Puertollano a Lima.
Qué mérito el de aquellos periodistas de antaño, que sin televisión alimentaban esta bendita locura. La Hoja del Lunes, El tío Pepe y su sobrino, Suroeste, Tribuna, José Antonio Blázquez, El Correo de Andalucía, El maestro Araujo ó ABC…
¿ De quién aprendimos a querer y a soñar en verdiblanco? Cada uno podrá contar su particular historia. En mi caso, como el de muchos, fue mi padre quien nos transmitió este amor y esta pasión ya adquirida desde el claustro materno a mí y a mis diez hermanos, afortunadamente sin excepción, que luego se encargaría de incrementar ese caballero bético que era mi suegro, D. Luis Morón y cuya localidad en el voladizo heliopolitano sigo ocupando tras su repentino fallecimiento. Y a Heliópolis un domingo sí y otro también acudía en compañía de los hermanos Del Campo Murillo, siendo frecuente que uno de ellos, Alejandro, me preguntase aspectos históricos, como aquel día que me interrogó: “ Luismi, ¿Te acuerdas del Betis- Tetuán?”, a lo que de inmediato, afortunadamente, salía al paso su hermano Manolo para recriminarle “pero ¿ cuántos años crees que tiene el chaval?”, salvándome de una situación para mí totalmente desconocida, pues de Tetuán yo sólo conocía la calle del mismo nombre e ignoraba que tuviese equipo de fútbol.
Y aprendimos también a querer estos sentimientos en las tertulias de la barra de Rogelio Gómez “Trifón” en las que éste intervenía con su particular forma de sentar cátedra, o también al contemplar el toreo del Faraón en el que , sin duda, su ser bético pudo influir en esa forma mágica de mecer el capote, Currobetis, o cuando la luz gana la batalla a una tarde de primavera de cualquier tarde de pasión la voz de José de la Tomasa, en un balcón escogido entre calés y estrechuras nos regala a compás de casta y desgarro un nuevo y sentido martinete, ó la elegancia de Espartaco, la categoría de Pepe Luis Vázquez, o esa voz tronía de Pepe Perejil recibiendo a portagayola en su taberna de Quitapesares, como buen embajador de Sevilla, y de tantos y tantos conocidos y anónimos, cada uno en su papel, pero todos con ese denominador común: el ser béticos, siendo fieles a su propia esencia con sufrimiento y alegría, pero avanzando por la vida por su lado más positivo.
En definitiva, estoy seguro que este cariño al equipo de las trece barras es lo que provocó la inspiración del gran Ignacio Sánchez Mejías, gloria del toreo y presidente del Glorioso, cuando escribía su Sinrazón.
Bendita sinrazón y bendita locura verdiblanca.