Quien es el Lobo, de Alejandro Delmás
El 8 de agosto de 1980 se confirmaba el fichaje de Carlos Diarte, el Lobo, por el Real Betis Balompié procedente de la Unión Deportiva Salamanca a cambio de 30 millones de pesetas, una cantidad considerable en aquel tiempo.
El delantero paraguayo era una de las estrellas del fútbol de la época, que había llegado a España con 19 años desde el Olimpia para fichar por el Zaragoza, donde fue una auténtica estrella durante las 3 temporadas que permaneció en el club blanquillo.
Su traspaso al Valencia por 60 millones de pesetas en 1976, récord en la época, fue una de las sensaciones del momento, aunque su rendimiento no estuvo acorde con ello. Tras 3 temporadas a orillas del Turia recaló en la UD Salamanca en 1979, donde volvió a resurgir de forma brillante.
En el verano de 1980 el Betis se hizo con sus servicios, que eran muy del agrado del entrenador bético Luis Carriega, con quien había triunfado en su paso por el Real Zaragoza.
En las páginas de ABC al día siguiente a su fichaje el periodista Alejandro Delmás publicó este artículo, explicando quien era el Lobo, y su trayectoria en el fútbol español.
Carlos Martínez Diarte, 1,88 metros de estatura, veintiséis años de edad, ha crecido para el fútbol dentro de España. Fue internacional con Paraguay a los diecisiete años, y un sprint verdaderamente felino, una velocidad de arranque increíble, un hambre de gol desusada, le trajeron a España de la mano de Avelino Chaves, secretario técnico del Real Zaragoza.
Era por 1973 cuando Carlitos, junto con “Nino” Arrua y Soto, ex Las Palmas, componían en La Romareda zaragozana el conjunto que, cara al gol, a las órdenes de Luis Carriega, quedó bautizado como “los zaraguayos”.
Tres años de superproyección, de encelar y martirizar a los mejores centrales de España—duelos formidables con Migueli, con Benito—y el nueve del Zaragoza fue transferido al Valencia de Ramos Costa por una cifra—sesenta millones—que hasta el fichaje de Alesanco por el Barcelona, fue récord dentro de nuestro fútbol en lo que a traspasos interiores concierne.
Temporada 1976-77, primera de Diarte en Valencia. Un inicio de Liga demoledor, fantástico, goleando a placer, se convierte, tras esa racha excepcional al lado de Mario Kempes y Johnny Rep, en un calvario que viene de la mano de la baja forma, que se une a las habladurías sobre las juergas del Lobo.
En los dos años siguientes, Diarte engorda, Diarte enferma, Diarte adelgaza, debe operarse, tiene un problema tras otro, hasta que la prohibición de tener tres internacionales en un mismo club—Bonhoff y Kempes mandan en Valencia—lo lleva directo a Salamanca, verano del 79.
Y en Salamanca explota. Se hace amo y director del equipo de Mesones, tras un partido en el Casanova valenciano en el que un golazo fenomenal—Salamanca empata a dos—es su revancha. Temporada de oro, y partido fabuloso en el Villamarín—aquel del gol fantasma de Hugo—en el que Carlos Diarte demuestra cómo se rompe y se saca de sus casillas a toda una defensa, aunque la manden Biosca y Peruena.
Hoy, de verde y blanco, Lobo Diarte se halla ante su gran reto. De nuevo con Luis Carriega. De nuevo con su cambio de ritmo, su regate endemoniado, su fibra mágica, toque rapidísimo en carrera, su pegada con las dos piernas. El Betis no quiere al Carlitos que se quemó en Valencia. El Betis y los suyos han pagado a un Lobo del área llamado Carlos Martínez Diarte…