Ventolrá, la flecha azulgrana, de Manuel Sarmiento

El 5 de junio de 1977 fallecía Martín Ventolrá en México. Se trata de uno de los grandes futbolistas que poblaron el balompié hispano antes de la guerra civil, posiblemente la Edad de Oro del fútbol español.
Ventolrá se inició en el RCD Español, en el que debutó con 18 años como extremo. En 1929 fue traspasado al Sevilla FC, y, tras dos años bastante mediocres, el FC Barcelona se hizo con sus servicios.
En el club azulgrana jugó 5 años. Con la guerra civil marchó a la gira americana que el FC Barcelona realizó, y se quedó en México exiliado, dada su condición política, muy alejada de la imperante en la España franquista. En México jugó hasta 1949, cuando con 43 años se retiró. Allí rehizo su vida y allí permaneció hasta su muerte en 1977.
El periodista Manuel Sarmiento Birba le dedicó esta glosa a los pocos días de su fallecimiento.
En nuestro número de ayer dábamos la noticia del fallecimiento de Martín Ventolrá. Acompañábamos a la misma con una serie de fotografías de los días estelares de Ventolrá en el fútbol español.
Hoy es necesario que demos cuenta aquí de lo que fue Ventolrá en nuestro balompié y de lo que supuso. Ausente desde 1936, aparte esporádicas visitas realizadas a la tierra que le vio nacer, nada importa este alejamiento para que AS, un diario esencialmente deportivo, glose su desaparición como corresponde a quien fue un exponente de nuestro fútbol en la etapa anterior a nuestra guerra.
Es curioso lo que puede suceder en la vida de los hombres cuando un hecho inevitable es causa de un éxodo involuntario. Ventolrá estaba en México con el Barcelona en 1936. Desatada y en plena vorágine la guerra en España, Ventolrá se quedó en tierras de mariachis, donde orientó su vida. Contrajo matrimonio con una sobrina del presidente Cárdenas, el mismo hombre que ayudado por Plutarco Elías Calles puso en marcha el plan sexenal del Partido Revolucionario Nacional en México. Jugó, asimismo en el Atlas de aquella nación y, cuando llegó la hora del retiro, vivió en México, su nuevo país, hasta el pasado domingo que falleció como consecuencia de una complicación pulmonar. Unas semanas antes cayó por las escaleras de su domicilio y se fracturó las dos piernas. Esto, en realidad, fue la causa generadora de su muerte.
Martín Ventolrá nació en Barcelona en diciembre de 1906. Aparte sus comienzos en la Ferroviaria y Cataluña de Las Corts, lo evidente es que él fue un producto de esa formidable cantera que siempre tuvo el Español en tierras barcelonesas y catalanas. Con el Español se encumbró en la “final del agua” de 1929, en Valencia, cuando vencieron al Madrid por dos goles a uno. Luego, como viene sucediéndole desde principios de siglo, Ventolrá se tuvo que ir al Sevilla traspasado por el Español para sanear la economía del equipo de Sarriá. Y en la capital andaluza, pese a sus deseos, no cuajó. Rl Barcelona, inteligente, logró su concurso para el fútbol catalán, y puede decirse que ahí cimentó sus grandes dotes de extremo sensacional. Todo, hasta 1936. En ese tiempo, pese a tener la competencia de extremos de la categoría de Ramón Lafuente (Athletic de Bilbao), de Prat (Español), del jovencísimo López (Sevilla), de Saro (Betis), de Casuco (Oviedo), de Venancio (Celta), de Luis Marín (Athletic de Madrid), de Cuca (Rácing), de Eugenio (Madrid), de Torredeflot (Valencia), la formidable calidad de Ventolrá se impuso, logrando ser internacional por España en doce ocasiones. El quinteto integrado por Ventolrá, Iraragorri, Lángara, Luis Regueiro y Gorostiza, fue una máquina de hacer goles. Cuando más en forma estaban, el fútbol interrumpió sus actividades como consecuencia de la guerra, pero ya en partidos anteriores supieron hacerse notar por la gran calidad de su juego.
Ventolrá fue un jugador de una gran rapidez, de un buen centro sobre la marcha pero, de forma especial, un rematador de cabeza extraordinario. En 1936 era capitán del Barça y la foto que ilustra esta glosa lo contempla con Zamora, su viejo compañero del Español, en la final de Mestalla de 1936, con victoria madridista sobre el Barça por dos goles a uno.
Ventolrá fue integrante del gran cuadro que viajó a Italia en los Mundiales de 1934, aun cuando en aquella oportunidad dejó sitio a Lafuente en los dos primeros partidos, ante Brasil e Italia, actuando solo en el desempate frente a los transalpinos, donde quedamos eliminados al perder por un gol a cero. Pero hay que hacer constancia de que su mejor actuación en el fútbol español fue ante Austria, en el Metropolitano de Madrid, en 1936, donde nuestro equipo perdió ante los austríacos por cinco a cuatro. Un ataque que logró cuatro dianas, integrado por Ventolrá, Iraragorri, Lángara, Luis Regueiro y Emilín Alonso, y que causó el delirio. Lo malo fue en las líneas de retaguardia, con fallos en cadena de Guillermo Eizaguirre, Ciriaco, Quincoces, luego Zabalo, Pedro Regueiro, García e Ipiña que. Pese al acierto de sus compañeros de ataque, no fueron capaces de evitar la derrota. También los “semidioses” de nuestro fútbol cometían sus correspondientes fallos.
Ventolrá ha muerto en México. Allí será enterrado y allí ha finalizado su ciclo terrestre. Un hijo de él fue internacional por México, y jugó ante España en Sevilla en 1969. Era defensa y tenía bastante menos calidad que su padre.
El tiempo, juez inexorable, nos va dejando sin las figuras internacionales que pusieron a España en el pináculo de su fama. Esas mismas que pudieron ser campeones mundiales en 1934, pero que Italia evitó, en complicidad con árbitros belgas y suizos, verdaderos aliados de los Monti, Orsi, Meazza y compañía.
El cielo de Michoacán será su manto para la eternidad. Ventolrá, la flecha azulgrana, ha muerto. Descanse en paz.
Fuente: Manuel Sarmiento Birba en AS 9 de junio de 1977