Betis, el gran lío. 1983
En enero de 1983 se produjo una circunstancia que dio una pésima imagen de la actuación de la directiva bética. El vicepresidente José León Gómez, por su cuenta y riesgo y sin conocimiento del resto de la junta directiva verdiblanca, se plantó en la Federación Española de Fútbol e inscribió 3 futbolistas: los paraguayos Fidel Miño y José Sasiaín, ambos procedentes del Sol de América, y el austriaco Hansi Krankl, perteneciente el Barcelona pero que estaba cedido en el Rapid de Viena. En la misma operación dio de baja a los jugadores béticos Lobo Diarte y Peter Barnes, que ocupaban las dos plazas de extranjeros, para que Miño y Krankl las ocupasen (Sasiaín era oriundo supuestamente).
Toda la operación se fue al garete y fue desautorizada por el presidente bético Juan Manuel Mauduit, lo que puso de relieve la creciente distancia que ya separaba a presidente y vicepresidente, y que poco tiempo después se plasmaría en la designación de Miguel Espina para encabezar la candidatura oficialista en las elecciones de junio, como ya vimos aquí, en detrimento de José León.
En la revista deportiva Don Balón su corresponsal en Sevilla relató esta situación, que en tan mala posición dejó a la directiva que encabezaba Mauduit, y que en su última temporada al frente del club tuvo una sucesión de continuos fallos y una creciente oposición en gran parte de la afición.
En los últimos días de 1982 y primeros de 1983 pasaron muchas cosas en el Real Betis Balompié. Muchas y graves. El cese de Dunai, la inmediata contratación de Marcel Domingo, el anuncio de las bajas de Diarte y Barnes, y las supuestas contrataciones de Krankl, Miño y Sasiaín, la derrota en casa ante el eterno rival…
El caos, la confusión, el gran lío. Desde Sevilla, José Trujillo esclarece los hechos. Ésta es la historia.
Tras el empate con el Málaga en partido de la Copa del Rey, Antal Dunai recibió la ya anunciada patada. Mauduit, presidente, y sus compañeros de junta, habían manifestado que no, que no habría cese. Lo de siempre. Hoy digo que confío en ti, pero mañana te echo. Ningún directivo quería darle la noticia al técnico húngaro. Mauduit le encargó el trabajo a Hugo Galera, un joven médico director de hospital sevillano, que ambiciona la poltrona que ahora tiene Mauduit. “Tú serás nuestro portavoz ante la prensa”, le dijo éste. Galera le dio la mala nueva a Dunai la misma mañana que tenía prevista su llegada Marcel Domingo, avisado urgentemente la noche anterior.
En el primer entrenamiento del francés faltaba Peter Barnes. La directiva montó en cólera y pensó en sancionar al jugador inglés con 250.000 pesetas, un castigo que habría sido antirreglamentario, pues la primera sanción a un futbolista no puede exceder el valor de dos semanas de su sueldo mensual. Marcel Domingo intercedió por él y rogó a la directiva que le impusiera un castigo leve, que podría interesarle para el equipo. A pesar de todo, días más tarde, antes de que expirase el plazo para la segunda y última inscripción, o baja, de jugadores en la Federación, el vicepresidente José León se va a Madrid y da de baja a Barnes y Diarte y presenta las altas de tres jugadores: los paraguayos Miño, Sasiaín (oriundo) y Hansi Krankl. Bomba informativa y sorpresa en Sevilla.
José León es un personaje curioso en el Betis. Primero era el brazo derecho de Mauduit, y últimamente parece ser el hombre dispuesto a ponerle todas las zancadillas necesarias para derrocarle. Sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, por su cuenta y riesgo, León había negociado con José Luis Núñez, presidente del Barcelona, el asunto Krankl. Núñez le ofreció al austríaco (recuérdese que Krankl todavía pertenece al club blaugrana mientras éste no haya cobrado del Rapid de Viena la totalidad del importe del traspaso) por 25 millones de pesetas. Mauduit se entera y responde con un no rotundo.
Miño y Sasiaín son dos paraguayos de los que el Betis tenía algunos informes. El intermediario Roberto Dale había realizado las gestiones una vez que León decidió darle de alta en Madrid. Incluso se le había consultado a Diarte si los conocía. El “Lobo” dijo que sí, que podrían servir. A todo esto, Marcel Domingo no se enteraba de nada y seguía confiando en los dos extranjeros que encontró al llegar, esto es, el propio Diarte y Barnes.
Mauduit tiene conocimiento de las maniobras de León y anula todas las acciones de éste: no habrá alta federativa de Miño, Sasiaín y Krankl, y Diarte y Barnes, por consiguiente, no son dados de baja.
Lo cierto es que ni uno ni otro están haciendo una buena temporada. Todo lo contrario. Diarte está desconocido, apático, desmoralizado. Los goles de Rincón le han eclipsado por completo. El equipo juega para Rincón, en constante vena realizadora, y Diarte, siempre protagonista destacado en eso del gol, es ahora uno más, una sombra.
El caso de Barnes es sangrante. Jugador con larga experiencia en la Primera División inglesa (perteneció al Manchester City, West Bronwich y Leeds), catorce veces internacional, posee una calidad reconocida por todo el mundo, pero que, extrañamente, no ha demostrado en el Betis. Dunai lo utilizaba sólo como emergencia; nuca le dio continuidad ni confianza. Y Barnes es una persona demasiado sensible, frágil, que no se ha adaptado aún a la vida ni al fútbol español. Marcel Domingo ha apostado por él, así como por Diarte como respuesta a la metedura de pata de León y a la metedura de pata y la confusión en incoherencia de Mauduit y sus divididos directivos, mitad halcones, mitad palomas. Barnes jugó muy bien contra el Zaragoza, pero se lesionó. El colmo. No obstante, el percance (esguince de tobillo) se le curará en dos semanas.
Y así están las cosas en la gran familia verdiblanca. Una familia que sufre, que a veces no comprende lo que pasa, y que, en buen número, está pidiendo a gritos la cabeza de Mauduit y la de León, mientras Hugo Galera, el joven y ambicioso médico, ha empezado a mover sus hilos para preparar una candidatura con vísperas a las inmediatas elecciones. Mauduit termina su mandato el próximo 30 de junio. Y ahí va otra, entre los posibles optantes al cargo, se encuentra el ex presidente José Núñez Naranjo.
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