Entrevista Ignacio Sánchez Mejías 1929
El 3 de noviembre de 1929 Ignacio Sánchez Mejías, que ya no era presidente del Real Betis Balompié desde la asamblea de socios celebrada el 2 de septiembre, se encontraba en Barcelona presenciando el encuentro Europa-Espanyol del Campeonato de Cataluña.
Tal y como se indica en la entrevista que se publicó al día siguiente en El Mundo Deportivo, estaba allí de paso hacia Suiza, acompañando a sus hijos para cursar allí sus estudios.
La entrevista se centra en la fortísima polémica que Sánchez Mejías mantuvo con la Federación Española de Fútbol, a cuenta de los pretendidos fichajes del futbolista Jaime Lazcano del Real Madrid y Martín Marculeta y Francisco Bienzobas de la Real Sociedad.
La resolución federativa prohibiendo esos traspasos desde la óptica bética se consideraba totalmente injusta, dado que el club verdiblanco estaba negociando con el Real Madrid el fichaje del jugador navarro Lazcano con pleno consentimiento del equipo madrileño, y la Federación no podía ni debía impedir ese acuerdo entre clubs.
Sánchez Mejías, cansado de las polémicas federativas, que también se extendían al ámbito andaluz, tal y como se relata en la entrevista, optó por hacerse a un lado y cesar en la presidencia efectiva del Real Betis Balompié, siendo sustituido por Daniel Mezquita, amigo suyo, y siendo nombrado presidente honorario de la entidad. Su influencia en las directivas béticas aún se dejaría sentir en los primeros años de la década de los años 30.
Sánchez Mejías estuvo en Barcelona, de paso para Suiza.
Palpitante todavía el caso del Betis con Lazcano y los vascos Marculeta y Bienzobas, insistimos en que nos concediese una interviú.
Sánchez Mejías, que hasta hace poco fue presidente del Real Betis y que en la actualidad lo es honorario, pero que sigue siendo el alma del club sevillano, se encuentra ante un caso de trascendencia que le coloca frente a la Nacional en virtud de cierto fallo dictado últimamente por unas pretendidas negociaciones entre el Betis y tres figuras de las más destacadas en el fútbol nacional.
- Esta tarde, en el campo de Las Corts, nos pareció que no nos hablaba Vd. con entera franqueza. Como si no se atreviera a expansionarse abiertamente sobre su caso. Por eso insistimos en lo de la interviú. ¿Ha visto usted la nota que publicábamos en El Mundo Deportivo de nuestro corresponsal en Madrid?
- Sí. La he visto y en una cosa no estoy conforme. Es en lo que se refiere a cierta alusión mía sobre el madridismo de Fernández Prida. Yo no dije que el señor Prida fuese madridista, ya que es una cosa que no interesa en el asunto del Betis el madridismo del señor Fernández Prida. En caso de que lo sea, que yo no lo sé, toda vez que ocupa un lugar en el Comité Nacional, es de suponer que ha dejado aparte su “madridismo” para intervenir con justicia en los asuntos del fútbol sin mostrar predilección en favorecer a un club determinado. A tal extremo, creo que el señor Fernández Prida está por encima de estas pequeñas cosas, que he intervenido directamente en la retirada de cierto documento enviado por el Betis en el que se le recusaba precisamente por ser madridista. Así pues, me interesa hacer constar que no creo en que el madridismo del señor Fernández Prida tenga nada que ver con el asunto del Betis.
- ¿Qué opinión le merece a usted la actitud tomada por la Nacional ante los casos Lazcano, Bienzobas y Marculeta, al privarles de jugar durante dos años con el Betis?
- El error del Comité, caso de que lo hubiese en este asunto, consiste en considerar iguales los casos Bienzobas y Marculeta que el caso Lazcano
- Vayamos por partes, ¿cuál es la situación de Lazcano con el Betis antes de la intervención de la Nacional?
- Todo lo relativo al traspaso de dicho jugador está en regla. Tenía el Betis autorización de Hernández Coronado para tratar con el jugador y además se ha llegado a un completo acuerdo. El Madrid pedía en carta, que obra en poder de la dirección del Betis, 30.000 pesetas y el traspaso en 6.000 de los jugadores Jiménez y Alvarez del Betis en cambio. Se aceptó lo propuesto y, después de existir una carta del presidente del Madrid en que declaraba que las relaciones entre los dos clubs eran correctísimas y cordiales, cuando estaban a punto de fichar viene una orden de la Federación prohibiendo el traspaso de dicho jugador. Esa medida, sin precedentes, no tiene justificación ni aún en el caso de que al principio de estas negociaciones hubiera habido algo que se pudiera considerar antirreglamentario, toda vez que, al estar de acuerdo los dos clubs, desaparecían de hecho todas las diferencias que pudiera haber con anterioridad. Pero todavía hay más. Por vez primera en la historia de la Federación Nacional, interviene ésta sin que nadie se lo pida. Porque lo cierto es que el Madrid no ha presentado denuncia alguna. Solamente presentó una relación de hechos a petición de la Federación misma. De haber motivo para alguna penalidad ha debido de ser extensivo a los dos clubs.
- ¿Y lo de Bienzobas y Marculeta?
- Este asunto es muy distinto del anterior. Ni Marculeta ni Bienzobas están en disposición de fichar por el Betis, por la sencilla razón de que las negociaciones llevadas a cabo con la Real Sociedad, no han dado el resultado satisfactorio. ¿A qué prohibir una cosa que el Betis no intenta? Y sobre todo, ¿no tiene la Nacional siempre en su mano despachar o no despachar las fichas que se le presenten? ¿A qué esta determinación escandalosa si le bastaba con esperar a que se le presentasen estas fichas y rechazarlas por no estar en condiciones reglamentarias?
- Se vino hablando del fallo del Comité Nacional antes de hacerse público. ¿Le cogió a usted por sorpresa dicha disposición federativa?
- Me lo esperaba. Lo único que me ha sorprendido es que sea unánime el acuerdo. Confiaba en que, dala serenidad e inteligencia del señor Rosich, existiría de su parte un desacuerdo con sus compañeros de Comité. Ese asunto de considerar iguales los casos Marculeta y Bienzobas al caso Lazcano, está tan claramente equivocado que forzosamente tiene que sorprender el que una persona tan enterada como el señor Rosich, que asistió a la asamblea anterior interviniendo personalmente en el caso Hilario, no esté en desacuerdo con sus compañeros en el momento en que se trata de aplicar justicia a la inversa en un caso análogo. Definido el criterio de cada cual en aquella ocasión, no se puede explicar cómo al repetirse el caso, se modifica la manera de pensar, tomando la medida que se ha tomado. El caso Lazcano está perfectamente claro: los dos clubs de acuerdo, nada ni nadie se puede oponer reglamentariamente al traspaso de este jugador. Si hubo infracción de reglamento, venga la multa que corresponda y a quien corresponda, pero después de verificarse el traspaso. Y, para acabar de una vez, diré que, como a precedente de esto, está el caso del Real Madrid con este mismo jugador cuando se lo llevó del Osasuna.
- Recuerdo que antes ha mencionado usted cierto documento que el Betis quería presentar a la Nacional recusando al señor Prida por madridista, ¿qué hay sobre el tal documento?
- A indicaciones mía fue retirado, pero, según parece, su texto se conoce en Madrid
- ¿Cómo se explica el hecho de que habiéndose retirado sepan en Madrid lo que se decía en él?
- -No lo sé, y es cosa que hay que aclararla en la próxima Asamblea de la Nacional. El documento fue depositado en la Federación Regional Sur y solo estuvo en manos del Presidente de la misma. Al recoger ese documento el representante del Betis, había una nota sobre la cubierta que decía: “Para el señor R., cuarto num… tantos”. Lo demás es consecuencia de esto y en ello nada tenemos que ver nosotros.
- Una pregunta antes de terminar. ¿Es cierto lo que a raíz de un telegrama publicado por Excelsior de Bilbao se vino diciendo, acerca de que usted se le había sacado al señor Fernández Prida el mote de “General Santacruz”?
- No, de ningún modo. Lo ocurrido es lo siguiente: en una entrevista con Cabot, escuché de boca de éste que había cosas que no podían tolerarse y que se iba a hacer un escarmiento, a lo cual contestó refiriéndole esta anécdota americana: “En una república de Centroamérica, en ocasión de unas recientes persecuciones político religiosas, el Presidente de la misma, en el afán de sofocar ciertos movimientos de los católicos en determinada región del país, escogió entre sus hombres a un general llamado Santacruz, hombre enérgico y de reconocido mérito, mandándolo a reprimir por cualquier medio el movimiento de referencia. Santacruz, en el primer pueblo en que llegó, ordenó a sus gentes que a las cinco personas que entrasen primero en la iglesia se las colgara de los palos del telégrafo. Así, sucesivamente hizo lo propio en cuantos pueblos fue parando, dejando una huella de su paso de ahorcados, que era casi interminable. Esta es la anécdota que le referí a Cabot y aplicándola al caso del Betis le dije: “No sea ahora el Betis uno de los primeros en entrar a la iglesia”. Debido a ello entre varias personalidades con las que habla el ocurrente señor Muniesa y el señor López García dieron en aplicar al señor Fernández Prida el mote de “General Santacruz”.
Continuamos hablando con el señor Ignacio Sánchez Mejías de otros asuntos. Nos dijo que se dirigía a Suiza para acompañar a sus hijos a un colegio en el que cursan sus estudios. Le preguntamos si había fichado ya para el Betis Tondo, del Tarrasa, contestándonos afirmativamente.
Y poco después nos despedíamos de él, pensando que el caso del Betis es algo particularísimo y que probablemente está destinado a dar aún mucho juego.