Entrevista Pepe Mel 1989
Pepe Mel llegó al Betis en el verano de 1989 procedente del Castellón. Fue la gran apuesta de la directiva bética encabezada por Hugo Galera para el objetivo de volver rápidamente a la Primera División, tras el descenso de la temporada anterior.
Se trataba de un jugador de 26 años formado en la cantera madridista y que no tuvo oportunidad de pasar por el primer equipo blanco. Tras varios años en el Castilla pasó al Osasuna, donde una desgraciada lesión le impidió jugar en el equipo navarro, pasando el Castellón, donde sí cuajó dos temporadas buenas y destacó en la faceta goleadora.
Tras diversos tiras y aflojas a lo largo del verano de 1989 al final José María De la Concha consiguió el fichaje del delantero, quien se convirtió pronto en el máximo realizador del conjunto verdiblanco en esa temporada, y siendo el Pichichi de la categoría con 22 tantos.
Esta entrevista, publicada en el diario ABC el 22 de octubre de 1989, repasa su trayectoria futbolística y nos acerca a la personalidad del jugador verdiblanco.
José Mel Pérez, madrileño, de 26 años, se está convirtiendo a fuerza de goles en uno de los ídolos de este Betis vestido de faena que camina con firmeza por los campos de Segunda División. Mel, forjado en los escalafones inferiores del Real Madrid, prefirió dejar Castellón y un futuro incierto en Primera, para venirse a uno de los teóricos gallitos de la División de Plata y seguir la estela de Rincón, otro ex madridista que triunfó en Villamarín.
Fue tentado por Luis Cuervas poco antes de firmar por el Betis, pero prefirió respetar su compromiso con los verdiblancos y espera echar raíces en el club heliopolitano.
Este jugador, torpón lejos de la cal del área, se transforma cerca de las redes contrarias y se ha convertido en el principal argumento ofensivo de Juan Corbacho para retornar a Primera División.
Las actuaciones de Mel en el Real Betis se están contando prácticamente por goles, pero ello no es algo casual. Desde sus comienzos futbolísticos hablar de este jugador era hacer una mención estadística de sus goles. Así lo entiende el propio delantero bético cuando nos hace un resumen biográfico de su historial antes de fichar por el Betis.
- Ingresé en el Real Madrid cuando tenía diez años. He estado en ese club durante quince temporadas, en las que he pasado por todas las categorías. Fui campeón de la Copa del Rey dos veces en categoría juvenil. Quedé máximo goleador en Liga Nacional con 54 tantos. Subí al Castilla con 17 años, allí estuve cinco temporadas, con un paréntesisi de un año en el que hice el servicio militar y jugué en el Alcalá de Henares de Segunda División B. En esa misma temporada fui máximo goleador de categoría nacional con 32 tantos. Cuando acabé el contrato con el Castilla, me fichó Osasuna, donde tuve la mala suerte de lesionarme el día de la presentación cuando estaba dando vueltas al campo. Casi se me rompió el tendón de Aquiles y estuve cuatro meses con una escayola y bastante jorobado. Cuando me recuperé, el Osasuna ya tenía formado su equipo y me quedé sin sitio. Marché a Castellón antes de acabar esa misma temporada y allí estuve además la pasada campaña. Las cosas me fueron muy bien allí y quedé segundo máximo goleador de la Liga con 21 tantos. Luego vino el lío de venir o no al Betis. Hice todo el hincapié por venir a este club y aquí estoy
- ¿Cómo se entiende que un equipo se desprenda de su máximo goleador cuando acaba de ascender a Primera y sin recibir una cantidad importante a cambio?
- Como he dicho anteriormente, yo he tenido bastante que ver en mi venida al Betis. Si yo fuera presidente de un club, no me gustaría tener en mi plantilla a un jugador que no quisiera estar. Hablé muchas veces con directivos del Castellón y ellos me ofrecían contratos por todos los años que yo quisiera y con cantidades incluso superiores a las que iba a cobrar en el Betis. Pero tenía claro que ir al Betis era una oportunidad tremenda para mí. El Betis es un club de Primera que va a estar en Segunda muy poco tiempo, y que luego se consolidará fácilmente en la máxima categoría. El Castellón, por desgracia, si se queda en Primera lo va a pasar muy mal y los delanteros allí no tienen muchas oportunidades de brillar, mientras en el Betis será diferente.
- ¿Es más fácil para ti meter goles en Segunda que en Primera?
- No, tampoco es eso. Estoy convencido que en Primera División, por mis características, es más fácil el fútbol de ataque. Pero lo que está claro es que meter goles depende mucho del equipo en que estés. Lógicamente, será difícil que un jugador del Celta o del Valladolid, por ejemplo, pueda ser pichichi. El Real Madrid puede generar cuarenta ocasiones de gol en un partido y por malo que seas, tienes que meter goles; mientas otros equipos sólo llegan a puerta tres veces. Lo mismo pasa en Segunda, donde el Betis crea muchas ocasiones de gol y es más fácil mi labor. En Primera estoy seguro de que el Betis se reforzaría y yo seguiría teniendo oportunidades de marcar
- ¿Es cierto que recibiste una oferta del Sevilla poco antes de firmar por el Betis?
- Bueno, el trato con el Betis y con otros equipos no lo he tenido yo directamente, sino mi representante, en este caso Angel Castillo. Bastante tenía yo con estar haciendo frente en Castellón. Castillo, a última hora, cuando iba a firmar por el Betis, me llamó para decirme que el presidente del Sevilla daba siempre un millón más de lo que ofreciera el Betis; es lo único que puedo decir al respecto. Por entonces, yo ya había quedado de acuerdo con el señor De la Concha y ya me había hecho a la idea de jugar en el Betis, y pienso que lo que hace falta es un poco de formalidad y no debía ser yo el informal en este caso. El Betis había demostrado bastante interés por mí y no les podía fallar. Estoy convencido de que no me he equivocado.
- Durante tu carrera como jugador siempre te has caracterizado por tu facilidad anotadora. ¿Cómo podrías explicarle al público que es lo que se siente al marcar un gol con tanta gente pendiente de lo que haces?
- Esto tiene varias vertientes. Lo más difícil en el fútbol, como en cualquier deporte, es construir. En el baloncesto lo complicado es meter la pelota en el arito y en el fútbol, y más hoy en día, lo difícil es meter el balón entre los tres palos. Gracias a Dios, yo tengo esa virtud y la sé aprovechar. De todas formas hay que ser realistas y saber que uno solo no puede conseguir nada. Tengo el trabajo de todo un equipo detrás de mí, ellos confían en mí, me buscan en el campo y saben que el que tiene que hacer los goles soy yo y eso es bonito. Saber que diez jugadores basan en un solo jugador el que el equipo haga goles, que lo asumen y además están contentos, es importante. Ellos hacen un trabajo por mí. Me enorgullece bastante que Calderé me diga que yo no me canse, que esté arriba y que él trabaja y corre por mí. Que un pedazo de jugador como Calderé, con las característica que tiene y su talento, te diga eso es importante. Ello te acarrea una responsabilidad que te hace no fallar. Por eso cuando marcas un gol sientes, primero, una satisfacción colectiva porque todo el trabajo y el sudor de once hombres ha tenido su recompensa y, luego personal, porque sabes que no has defraudado en tu cometido.
- ¿Y cómo es la otra cara de la moneda, cuando no se encuentra puerta?
- La vida de un jugador que vive en el área y cuya misión es el gol es muy ingrata. Ahora me preguntan por Rincón, del que ya nadie se acuerda. Cuando Rincón estaba en lo más alto, que para mí lo sigue estando, todo eran parabienes. Ahora nadie piensa que está lesionado y que aún forma parte de la plantilla. Tengo presente que cuando las cosas no vayan bien, la misma gente que ahora me alaba, me echará por tierra, pero mis propios compañeros no, que es lo importante
- Ahora que ha salido el nombre de Rincón, ¿tu ilusión será alcanzar la fama que consiguió éste en el Betis?
- Por supuesto que sí. Si me vine al Betis era con la intención de echar raíces aquí y hacer el resto de mi carrera futbolística. Con esa idea, a lo máximo que puedo aspirar es a hacer lo que hizo Rincón. Más no se puede lograr. Lo primero que me gustaría sería jugar algún partido a su lado. Estoy seguro de que me puede enseñar bastantes cosas, porque tiene mucho oficio y bastante más cancha que yo
- Juan Corbacho, para ti y para la mayoría de los aficionados era un desconocido antes de hacerse cargo del Betis ¿Qué puedes decir de él?
- Además de sus conocimientos técnicos, que los tiene y si no no sería entrenador nacional de fútbol, para mí lo que define a Corbacho es su ilusión. Nadie tiene más ganas y más ilusión que él porque el Betis salga a flote. Un entrenador que, dese que entras en la caseta hasta que te vas, te está transmitiendo ilusión y ganas de jugar es importantísimo. Eso se ve en el campo. Uno que no sepa de fútbol y desconozca de qué va la historia del Betis y le pregunten si nuestro equipo ha bajado de categoría o ha ascendido, seguro que dice que ha subido, porque nosotros somos el equipo que má corre y el que más ilusión tiene de la categoría, y eso es obra el entrenador.
- Cuando llegaste al Betis elogiaste a una afición que no conocías directamente. ¿Qué puedes decir ahora después de tus primeros contactos con ella?
- Es increíble qu un equipo que, por todo, tiene que estar en Primera y que bajó de la forma que lo hizo, dejando tan mal sabor de boca (sobre todo en el partido en Tenerife, que dejó a todo el mundo extrañado), tenga la respuesta que está teniendo de su afición. Desde luego, si eso ocurre en Vigo, Pamplona o Castellón, la gente no iría hora al campo. Según me cuentan los propios compañeros, ahora va más público que el año pasado y la afición está más ilusionada que con el equipo en Primer. ¡Si eso no es tener la mejor afición del mundo…¡
- Dicen que uno de los defectos de Mel es que es muy egoísta delante de la portería y que no ve nunca al compañero…
- A mí eso me hace bastante gracia. La gente que tiene que estar dentro de un área pequeñita, que es donde dan los palos y donde ocurren cosas que la gente no ve desde la grada, tenemos que decidir lo que vamos a hacer con el balón en los pies en milésimas de segundo, y lo más fácil en esos momentos es intentar meter el gol. Para eso llega el balón allí, con lo que ello cuesta. Generalmente sueles estar solo, y si encima eres un jugador como yo, cuyas cualidades son el disparo a puerta, tienes que aprovecharlas. Eso no quiere decir que a veces no me equivoque y no le pase el balón a un compañero que tenga al lado, pero no lo hago por egoísmo, sino que mi responsabilidad es esa y no puedo pararme y levantar la cabeza porque me quitarían el balón. Tengo que hacer la jugada rápida y ¡zas¡, disparar y que sea lo que Dios quiera
- ¿Cuál es el defensa más duro que te has encontrado y el que te ha realizado el marcaje más perfecto?
- Por desgracia, en Segunda hay bastantes jugadores que más que duros son violentos, pero no creo que haya ningún futbolista que vaya de mala fe a lesionar a otro. No me cabe en la cabeza. En primer lugar, porque el deporte debe ennoblecer a la persona. Un deportista que vide esto no creo que quiera lesionar a otro, aunque hay jugadores de todas las clases, desde los que insultan o escupen a los que hacen de todo. No me acuedo de ningún nombre en especial y tampoco lo diría, porque no creo que merezca la pena. El mejor marcaje, aunque parezca que lo diga porque lo tengo de compañero, me lo hizo el pasado año con el Recreativo en Castellón Miguel Angel II. Tengo un gran recuerdo de ese marcaje y ahora estoy comprobando todos los domingos que es un gran defensa.
- ¿Estás respondiendo a la realidad la idea que tenías del Betis como entidad y de su plantilla?
- Cuando salí del Real Madrid dejé una entidad bastante seria, muy organizad y excepcional en todos los aspectos. En Castellón, porque de Osasuna apenas puedo hablar, noté un cambio tremendo, porque estaba acostumbrado a una serie de atenciones que allí me faltaban, El Castellón es un club humilde y bastante desorganizado. Esperaba encontrar en el Betis lo que tenía en el Madrid. Esas expectativas se están cumpliendo por el momento y me estoy sintiendo respaldado. ¿La plantilla? Cuando vine a Sevilla, una de las cosas que más temía era la aureola que tenía el vestuario del Betis de que la gente se llevaba mal y todo eso. Gracias a Dios tengo que decir, para que lo sepa la afición, que tiene un plantel muy importante en el plano humano. No puedo olvidar cómo el primer día que llegué Poli Rincón me montó en su coche para enseñarme Sevilla y los mejores sitios a los que podía ir. Es un consuelo saber que siempre tengo compañeros a mi disposición, porque lógicamente todavía soy un extraño aquí. Más facilidades no se le pueden dar a una persona.
- ¿Crees que un goleador debe estar hecho de una “pasta” especial?
- Hay mucha gente que no está de acuerdo conmigo cuando digo que un goleador no se puede fabricar en los entrenamientos ni a base de partidos. Eso es algo innato. Tú naces o no con ese don y tienes que aprovecharlo si eres inteligente. A mí nadie me ha enseñado a rematar ni a colocarme para que los rebotes me caigan a mí. Es algo que intuyo y por eso estoy en el sitio exacto. Por desgracia en España no salen muchos. Jugar ante cincuenta mil personas, con cien mil ojos mirándote, requiere tener sangre fría. Tienes que estar pendiente del defensa contrario, del portero y pensar cómo debes pegarle al balón. La costumbre te va dando la pauta. Un jugador como yo se encuentra a lo largo de la Liga con cuarenta o cincuenta ocasiones claras y otros, aunque tengan más clase, sólo con dos. Es un momento de gran nerviosismo y responsabilidad y no todo el mundo sabe solucionar esos problemas.
- Los delanteros como tú parece que os transformáis en el área y que cambiáis torpeza por habilidad…
- Es diferente; cuando estoy con el balón en el centro del campo lo que hago es levantar la cabeza, darlo al compañero y desmarcarme; mientras que cuando estoy en el área sé que tengo que buscar la jugada individual y que l defensa debe de tener mucho cuidado para no hacerme penalti. Ahí, con el balón en los pies, todas las ventajas son para mí. Es muy diferente lo que pasa del área para dentro de lo que ocurre fuera, pero eso sólo lo sabemos la gente que jugamos ahí…
Fuente: Juan Manuel Avila en ABC 22 de octubre de 1989