Jamón de pata verde, de Fernando Iwasaki
Este artículo del columnista Fernando Iwasaki se publicó en el diario ABC el 18 de junio de 2001, al día siguiente a que el Betis certificara su ascenso en el estadio jiennense de La Victoria. Un ascenso sufrido y trabajado que hubo que pelear hasta el último partido de la temporada, lejos del paseo triunfal que se podía haber pensado en vista de la calidad de la plantilla verdiblanca.
Pero no fueron los nombres de esa importante plantilla los que sacaron las castañas del fuego de la Segunda División al equipo bético, sino, fundamentalmente, la eclosión de toda una hornada de canteranos verdiblancos encabezados por Joaquín y Capi.
Uno recibe el ascenso del Betis con más alivio que euforia, pues ningún equipo resistiría otra temporada en Segunda con un presupuesto de Primera. Nos prometieron un paseo militar y resultó ser un servicio militar. Con el vecino chapoteando en la Puerta Jerez no ascender hubiera sido una hecatombe, un cataclismo, y por eso se impone reflexionar en lugar de celebrar: si somos un club rico, si tenemos una afición extraordinaria y si contamos con uno de los mejores estadios de España, ¿por qué hemos ascendido por los pelos?
Hace diez años el Betis perdió una promoción contra el Deportivo de La Coruña y miren donde está el Deportivo y dónde continúa el Betis. En 1992 Lendoiro decidió que no iba a pasar más fatigas y ató a Fran y a Djukic, fichó a Bebeto y a Mauro Silva y pescó a Donato y Aldana en las aguas turbulentas de las rebajas. Aquel fue el origen del majestuoso Superdépor que le regaló la Liga al Barça en el último minuto y de penalti chungo. La década de los 90 ha sido prodigiosa para el Deportivo de La Coruña, pues primero armó un equipo, luego adquirió prestigio, después amplió su estadio, acto seguido ganó la Copa del Rey y finalmente conquistó la Liga. Y ya nadie bajará a los gallegos de ese burro.
Hay dos maneras de ganar en los despachos: impugnando partidos y contratando los mejores gestores. Este Betis recién ascendido debería tomar nota del ejemplo del Deportivo, aprender del Alavés, analizar lo que ha hecho el Valencia y recuperar desde los despachos la solera que le corresponde por historia y abolengo en los terrenos de juego. ¿Por qué se fue Tristán? ¿Cómo llegó Denilson? No fueron caprichos de banquillo sino pizarra de despacho. Y no hay nada peor que una pizarra de despacho.
Sin embargo, este Betis que ha ascendido con más pena que gloria ha arrasado en las categorías juveniles. La cantera del Betis es una de las más ricas de España y a veces compensa promover a un chaval de la casa antes que pagar lo que no está en los escritos por un mediapunta croatoveno o un goleador boliguayo. ¿Salvo Casas, algún fichaje ha mejorado lo que han ofrecido Capi, Arzu, Joaquín o Rivas?
El Betis de la próxima temporada tiene que prescindir de los jugadores que ya cumplieron su ciclo, pero no puede privarse de su cantera porque si estamos de nuevo en Primera es gracias a la cantera.
Tal es el único balance positivo de la temporada: haber encontrado que Joaquín es un talento, que Capi puede cuajar en una figura, que Arzu es un diamante en bruto y que Rivas puede ser el defensa que tanta falta hace. Si a ellos sumamos la hueste verdiblanca que ha jugado cedida en el Recre o en el Tenerife, resulta que hay equipo para mantener la categoría. Y si se ficha bien hasta podría haber equipo para arañar una plaza europea.
En realidad ha sido una suerte no haber campeonado en Segunda, porque un título de barro nos habría cubierto de lodo. La clasificación nos ha puesto en nuestro sitio y nos ha abierto los ojos: no éramos los mejores ni nuestra plantilla la hubiera querido cualquier equipo de Primera. Hemos sido malísimos y en ocasiones asquerosos, pero ya estamos de nuevo en Primera y es hora de ordenar la casa. Y nuestra casa es nuestro estadio. ¿Se habrán creído los políticos que los dos equipos sevillanos son como dos cajas de ahorros que se pueden fusionar en un solo estadio? La pizarra de los políticos tiene peor vagío que la de los despachos de los clubs.
Hemos vuelto adonde teníamos que volver. Somos una sociedad sin problemas económicos, tenemos una afición de categoría, nuestro campo es el estadio del bienestar y la cantera bética se merece un homenaje. Ahora sólo hay que fichar bien y jartarse de jamón. Jamón de pata verde.
Fuente: Fernando Iwasaki en ABC 18 de junio de 2001