Por un gran Betis, de José Angel Bonachera
El verano de 1972 fue un momento importante en la consolidación y crecimiento de la entidad verdiblanca. El equipo se mantuvo en la Primera División a pesar de unos inicios bastante malos, que se enderezaron desde la llegada de Ferenc Szusza al banquillo bético a comienzos de 1972. El descenso del eterno rival esa misma temporada dejaba al equipo bético como el único representante del fútbol sevillano en la máxima categoría, algo que no sucedía desde la temporada 1933-34.
El club había alcanzado los 18.000 socios, su máxima cota histórica hasta la fecha, y se realizaron importantes obras de acondicionamiento y mejora en el Benito Villamarín. Ese verano se construyó la nueva tribuna del Gol Sur, la que tuvimos hasta el año 2015, repitiendo así lo que se había hecho con la nueva tribuna de Gol Norte en el verano de 1971. Y se dotó a todo el campo de una nueva y potente iluminación eléctrica que venía a sustituir a la inaugurada en 1959.
Motivos más que suficientes para este artículo del periodista José Angel Bonachera publicado en el diario vespertino Sevilla el 8 de septiembre de 1972. el día anterior al debut del equipo verdiblanco en casa frente a la UD Las Palmas.
Un tiempo nuevo que empezó en fecha distante, mantiene los intereses del Real Betis Balompié. Seriedad, decisión, compostura y acierto, son las premisas fundamentales de esta directiva de la que nos hemos ocupado en otras ocasiones para resaltar convenientemente “sus poderes”. Es la entidad verdiblanca ahora un hermoso barco—valgan los términos náuticos—que navega bien pilotado y alcanza importantes puertos como consecuencia de la buena labor que lleva a cabo su tripulación. El pasaje—los aficionados—ha comprendido perfectamente el esfuerzo y responde al ritmo previsto.
No se quedó en triunfalismo comprensible la asamblea del Colegio Claret, donde como todos saben, se hicieron públicas unas cuentas y unas realizaciones. La directiva reemprendió la marcha, que no había parado, para poner manos a la obra: el graderío sur, que va a alcanzar un nuevo récord en su construcción.
Y entre tanto, ahí está, la nueva iluminación del Benito Villamarín. En las cuatro torres, cada una de 30 metros de altura, donde antes estaban las deficientes lámparas, se alzan ahora quince puntos de luz en cada una. ¡Pero qué luz, amigos¡ Parece de día. Así veremos hasta los goles. Habrán de estas encendidas desde veinte minutos antes del comienzo y hasta que se desaloje el campo de público al final. En el descanso permanecerán encendidas, porque para alcanzar el máximo de luminosidad si se apagaran, se invertiría un tiempo precioso. Es un nuevo sistema. El que adoptaron los campos del Madrid, Barcelona y Athletic de Bilbao. El Betis es el cuarto que lo ha hecho con esta instalación.
Pero vayamos con los datos técnicos, que son los que cuentan. La potencia total consumida es de 132 Kw; un centro de transformación de 250 Kw, con posibilidad de ampliación a 500 Kw, para conseguir los niveles luminosos recomendados cuando se implante la televisión a color en nuestro país; el nivel medio de iluminación es de 500 lux, habiéndose alcanzado una uniformidad superior a la exigida por las normas de la UEFA. ¿Hay quien dé más?
Sí, digamos que la instalación se ha realizado en cinco semanas, con pruebas de todo tipo y de gran alcance. Su importa se eleva a 3.600.000 pesetas, y lo mejor es que el gasto por partido con este nuevo sistema, puede suponer de 3.000 a 3.500 pesetas. Casi nada.
Bien, así está el Betis ahora. Cuando su graderío se termine, al aforo alcanzará la cifra de 42.000 espectadores. Lo que interesa, pues es el aspecto deportivo. Y mañana se presenta oficialmente ante sus seguidores en la Liga con Las Palmas como rival, inaugurando oficialmente esa instalación eléctrica, q las nueve y cuarto de la noche. Los hinchas que ayer estuvieron en gran número en las pruebas de la luz, tendrán tiempo de constatar el esfuerzo de su directiva y su acertada gestión.
No creo yo que el presidente y sus compañeros de junta puedan admitir el adjetivo de milagreros, porque las consecuciones han sido alcanzadas tras una identificación de ideas y después de unas inversiones comedidas. Siempre con los pies en el suelo han planificado poco a poco, pero sin pausas y sin anuncios previos, un futuro patrimonial de largo alcance. Minuciosos en sus proyectos, razonados en sus obras, rigurosos en sus decisiones y cumplidores justos en lo que empiezan, los dirigentes verdiblancos bien merecen el aplauso unánime y encendido—nunca mejor que ahora por aquello de la nueva y buena luz—que mañana deben tributarles los aficionados, porque se lo merecen, porque como responsables directivos han cumplido.
¡Que continúe el acierto por un gran Betis¡