1957-11-08: Placa Conmemorativa Ignacio Sánchez Mejías
«Viernes 08 de noviembre de 1957 se cumplió uno de los acuerdos de la última Asamblea del Real Betis Balompié, honrar la memoria de uno de sus más históricos presidentes:
Ignacio Sánchez Mejías, Q. E. P. D.
En Heliópolis se habían congregado ante el acceso a la tribuna central de Preferencia, los directivos y jugadores verdiblancos, presididos por don Benito Villamarín Prieto.
Y con ellos el que fue Vicepresidente de la época de Sánchez Mejías, don Adolfo Cuéllar Rodríguez.
Un chaval, Luís Ignacio Recasens Sánchez Mejías–nieto–procedió a descubrir la placa de cobre que testimonia el imperecedero recuerdo bético hacia el que fue su inolvidable animador.
El acto fue sencillo y emocionante, precisamente por estar desprovisto de esa «mise en scena» que a veces malogra ceremonias análogas.
Don Pascual Aparicio García, en nombre de la Junta Directiva, pronunció unas palabras rememorando la figura desaparecida.
Las inició desde el juicio que mereció Ignacio a otro gran andaluz, Federico García Lorca, y fue esbozando con breves pinceladas la hombría, la cultura, el sevillanismo y el afecto al Real Betis Balompié, que le carecterizaron.
Especial hincapié hizo en aquel rago suyo, cuando un día citó a los directivos verdiblancos, y, sin decir palabra, los llevó al Patronato Obrero, y allí dió comienzo a la demolición de las viejas instalaciones para que sobre sus ruinas se alzaran las nuevas tribunas.
Le siguió en el uso de la palabra, don Adolfo Cuéllar. Su voz velada por la emoción, fue narrando anécdotas de Sánchez Mejías.
Describió primero al torero, al matador que hoy–de haber vivido–habría sido capaz de librar la batalla que nadie rivalizó en pro de la Fiesta Nacional.
Porque Ignacio Sánchez Mejías–dijo–no sabía lo que era la cobardía.
Buena prueba de ello fue la negociación prolonganda y difícil que sostuvo con el empresario de Valencia.
Había pleito de por medio–añadió–¿cuando no lo hubo?
Y el espada fue reiterando y ampliando sus exigencias hasta llegar a exigir–finalmente–tantas corridas como el que más y que no participase en la Feria ningún torero valenciano.
El empresario pasó por todo. Y cuando Ignacio hizo el paseillo, el público desencadenó un griterío fenomenal.
Y así, un día y otro, Ignacio iba cortando orejas, pero la afición valenciana no lo perdonaba. Hasta que en la corrida–la de Miura–acabó por entregársele cuando paseaba por el redondel la oreja del astado…
Así era Ignacio Sánchez Mejías, indicó el orador. Y con este mismo coraje, puso manos a la obra para engrandecer al Real Betis Balompié, para dotarle de un campo de deportes adecuado y para tratar de llevarle al pináculo de la fama, evitando que siguiera siendo un semillero de buenos futbolistas que en cuanto granaban acababan yendo a vestir otros colores.
Sanchez Mejías fue un adelantado en esa gran tarea, que todavía conserva toda «su lozanía». Porque hemos de seguirla adelante.
No basta que lo quiera la actual Junta directiva, y que se sacrifique hasta la saciedad: es preciso que vosotros–añadió dirijiéndose a los jugadores–rematéis la alta calidad técnica que poseéis con el coraje preciso para conseguir que el Real Betis Balompié sea lo que debe ser: un gran Club nacional militante en la División de Honor.
Grandes aplausos rubricaron ambos discursos y, a renglón seguido, fue ofrecida una copa de vino a los asistentes, siendo obsequiado el nieto de Sánchez Mejías, y prometiendo José Seguer Sans, en nombre de sus compañeros hacer todo lo posible por la realización de las justas esperanzas balompedistas en la temporada 1957-1958″.