Entrevista Hipólito Rincón 1986.

De octubre de 1986 es la entrevista que hoy traemos a Manquepierda. Se publicó en la revista deportiva Don Balón, dentro de su sección ¡No me hable de fútbol…¡ y el protagonista es el delantero bético Hipólito Rincón.
Como sugiere el título de la sección se trataba de entrevistas a futbolistas del momento pero en el que se abordaban temas que no estuvieran relacionados con la práctica futbolística, dando una visión más personal y humana del entrevistado, en este caso, centrada en sus orígenes familiares, su vida familiar y sus gustos y aspiraciones.
Hipólito Rincón guarda gratísimo recuerdo de su infancia.
- Fue bonita porque he tenido la gran suerte de tener unos padres maravillosos y unos hermanos fenomenales, lo que creo que te marca la vida para ser persona adulta. Y tuve también una juventud dichosa, dentro de las posibilidades de mi familia. Nací en Madrid, mi padre fue siempre un gran trabajador en una época difícil, era mecánico y por las noches trabajaba de taquillero del metro; había que sacar a la familia adelante, tengo una hermana mayor ya casada, y se tenía que sacrificar para que pudiéramos tener estudios y hacer todas las cosas qué el no había podido
- ¿Qué estudios?
- Los elementales y el bachiller; soy delineante proyectista, tengo el secretariado y el máster de Dirección que he terminado hace año y medio. No sé dónde está mi futuro porque he renovado por cinco años, pero me gustaría seguir en Adidas porque mi vocación está en continuar en el deporte, pero de otra manera. No quiero ser entrenador porque ya llevo una carrera muy larga y no quiero sufrir más, porque como jugador ya lo he hecho bastante. Daré por terminada una etapa de mi vida y no quiero estar cambiando cada dos por tres haciendo una vida nómada. Al principio, compaginando estudios con fútbol porque a los ocho años ya entré en los alevines del Madrid, hasta pasar por todas las categorías
- Tienes fama de buen chico…
- No sé, soy una persona que me guío por mis sentimientos, actúo por mi corazón y lo que me dicta lo pienso y lo hago, porque es lo que creo que debo hacer. Sí, puedo decirte que me gusta mucho la casa, estar con mi familia. Aunque en el campo sea temperamental, fuera soy todo lo contrario; me gusta hacer el bien y que todos estemos alegres y contentos
- ¿Has enraizado en Sevilla, estás a gusto?
- Baste decir que es casi seguro que me quede aquí a vivir. El club y la afición me lo han dado todo, mis hijos han nacido aquí…El niño se llama Alejandro Alberto, pero le llamamos “Poli”, tiene cuatro años, y la niña Bárbara María, veintiún meses. Beatriz, mi esposa, también quiere quedarse.
- ¿Y qué relación tiene Alejandro Alberto con “Poli”?
- Viene de familia, el abuelo, el padre, yo… Y a él le gusta. Reconozco que mi nombre no es muy bonito y creo que la dinastía de los Hipólitos ha tenido ya su etapa y le he cambiado el nombre, aunque le llamemos “Poli”.
- Oye, ¿fuiste conquistador?
- Como todos los jóvenes. Hay una época en la que más que conquistador se tienen muchos amigos, el grupo; salíamos en pandilla y podían surgir los clásicos besos a escondidas, en los coches, en lo oscuro del portal…
- ¿Y qué tenía Beatriz que no tenían las demás?
- La conocí a mis veintidós años y a la semana de conocerla ya le pedí a su madre que me quería casar con ella, y la hice venir de Venezuela, porque vivían allí. Beatriz se lo tomó un poco a cachondeo, ¡una semana¡, pero enseguida comprobaron que iba en serio y al año siguiente nos casamos
- ¿Cuál es la razón del fulminante flechazo?
- No lo sé, pero al verla ya supe que me casaría con ella. No me preguntes el motivo. Lo sentía y se lo dije. Y gracias a Dios me ha tocado la primitiva; he tenido mucha suerte, se ha dedicado a mí, me ayuda en todo y para un hombre, tanto en su vida como en su profesión, es importantísimo
- ¿Eres, siempre, hombre de decisiones rápidas?
- Tengo muy clara mi forma de vida y cómo quiero vivir, aunque quizá sea un poco aparte porque hacemos una vida muy nómada. Tanto con mis padres como con mi mujer y mis hijos me he trazado un sistema, y sé que el día de mañana es lo más importante que voy a tener, mi familia y mis amigos
- ¿Crees en el destino o que se lo forja uno mismo?
- Creo que está marcado cuando nacemos, pero también que lo podemos moldear
- ¿Eres supersticioso?
- En cierto modo y en el trabajo tengo una serie de manías, como persignarme tres veces antes de salir y tres al entrar en el terreno de juego, darle un beso a la hierba… Me gustan los números impares, incluido el trece, el siete, el nueve, el trece, el cinco… Y si jugamos en día par, no pasa nada. Mis hijos y yo nacimos en día par y Beatriz en impar. Y somos muy felices
- ¿Qué haces al margen de tu actividad profesional?
- Me gusta estar en casa y salir con mi mujer. Vamos mucho al cine, que es lo que más nos gusta, y en cuanto a estilo, valga el ejemplo de “Nueve semanas y media” y “Memorias de África”, pero nos agrada todo y como Beatriz es periodista, aunque no ejerza, somos un poco críticos y aprendo mucho de ella. Y ni que decir tiene que me gusta el deporte, en particular el tenis y el fútbol americano, que me enloquece pero por mi profesión sólo puedo practicar el tenis, natación, etc, cualquiera que no tenga contacto físico. Y como espectador el atletismo, sobre todo las pruebas de velocidad
- ¿Lees?
- Sí, me gusta mucho. Ahora estoy leyendo la segunda parte de “Caballo de Troya”.
- ¿Juegos?
- De vez en cuando al mus. Me gusta porque es un juego de engaño, de astucia. En verano estuvimos en Aruba, la isla del Caribe donde residen los padres de Beatriz y jugamos al black jack, y ganamos treinta dólares. Pero me entusiasma, siempre, estar con mi familia. He tenido la gran suerte de encontrar una mujer que es feliz haciéndome feliz.
- Profeso una gran veneración a mi padre que falleció hace catorce meses desgraciadamente. Fue un padre ejemplar y un gran amigo, que es muy importante. Me ayudó siempre, en todo. Quería que estudiara y cuando le dije que el fútbol era como una carrera, entendió mi vocación y me alentó al máximo. Él jugó y fue un gran lateral izquierdo, por lo que leí de él y lo que me dijeron, pero tuvo que dejarlo porque a los veintiún años, haciendo el servicio militar, le atropelló un camión; era mecánico, lo estaba reparando y le pasaron por encima las dos ruedas traseras, entre el tórax y las extremidades inferiores, y además cargado con cuatro mil kilos de piedra. Estuvo dos años en un sanatorio, le dijeron que como mucho la silla de ruedas, pero sufriendo mucho, esforzándose, pudo recuperarse. Y se casó con mi madre, mira (muestra el anillo), el 3 de noviembre de 1947. Lo llevo porque es un recuerdo muy importante y mi mujer lo comprende y lo comparte. Mi padre ha significado muchísimo en mi vida y que mi mujer lo acepte y comparta mi idea hace que aún la quiera más.. si es posible quererla más