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Sin nubes en el cielo.

dailymail.co.uk
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Tres jornadas. Puede parecer poco porque no deja de ser un buen comienzo y el año es muy largo, pero el Manchester City ha tardado exactamente tres jornadas en postularse como gran favorito al título doméstico, pues esos nueve puntos encierran algo más que tres meras victorias, y es que, ya en la segunda jornada, el Etihad Stadium recibía al Chelsea de José Mourinho, de donde salió con un serio correctivo, si bien es cierto que más por marcador que por juego, que puede ser, a la postre y visto el flojo inicio de los blues, vital en el transcurso de la Premier League. ¿Por qué nos vamos a detener en los pupilos de Pellegrini? No sólo porque sus primeros resultados están siendo magníficos, sino porque, además de jugar bien, se ha movido con una soltura que se antoja imprescindible en cualquier aspirante a campeón de una gran liga y, por qué no, de Europa. Este año decidió tirar la casa por la ventana para poder mirar a la cara a PSG, Bayern, Madrid, Barcelona o Chelsea, se desprendió de medianías como Richards, Sinclair o Milner, dejó ir a sus dos arietes suplentes a Italia y, sin embargo, se ha reforzado fuertemente.

Raheem Sterling: 62’5 millones pagó el conjunto citizen al Liverpool por hacerse con la gran perla del fútbol inglés. Rápido, técnico, con una capacidad de desborde tremenda y un talento para el siempre complicado penúltimo pase, Sterling posee una virtud absolutamente imprescindible para alguien que busca triunfar en un club grande (aunque me permitiré la licencia de matizar que el City aún no es un club grande como tal): versatilidad. Rodgers, que comenzó colocándolo por la banda derecha, acabó usándolo allí donde el equipo tenía parches, como en la mediapunta por un poco convincente Lallana, o en punta debido a la pasividad de Balotelli, Borini y Lambert así como las bajas de larga duración de Sturridge. Si el técnico chileno es capaz de aprovechar al máximo esta cualidad, el City habrá ganado casi tres jugadores distintos con el bueno de Raheem.

Fabian Delph: el último motor del Aston Villa ha recalado también en las filas skyblues para aportar algo que el City no ha logrado desde que el jeque se embarcara en este proyecto: criterio con el balón en la medular. Un jugador que sepa ordenar al equipo desde la posesión de balón como ya suele hacer Silva, aunque más adelantado y, por tanto, de manera menos trascendente en términos defensivos. Si consigue adaptarse bien a la dupla con Touré, Pellegrini tendrá mucho hecho, pero primero Fabian debe ganarle la titularidad a un Fernandinho que no está a su mejor nivel.

Nicolás Otamendi: el central argentino se consagró como uno de los mejores centrales del mundo a las órdenes de Nuno y durante la Copa América, pero la búsqueda de nuevos retos y, por qué no decirlo, más dinero, llevaron a Nicolás a Manchester, donde venía a ser titular, aunque en estas tres jornadas la pareja Kompany-Mangala, especialmente en el caso del francés, ha rendido a un nivel espectacular. Otamendi se convierte, por tanto, en un refuerzo de auténtico lujo ante el marcado declive de su compatriota Demichelis. La única duda que levanta es si el modelo de juego del City le conviene o no, pues el argentino es más un muro de contención que un jugador con el que combinar y jugar con las líneas adelantadas.

Aunque en este terceto falta Patrick Roberts, procedente del Fulham, no diremos más que ya sabemos cómo se lleva el City con los jóvenes ingleses (Sterling come aparte), así que probablemente salga cedido. Con todo esto, un previsible once de gala sería:

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Con un banquillo de renombre como Bony, Willy Caballero, Sagna, Delph, Jesús Navas, Kolarov o Mangala, e incluso se baraja la llegada del talentoso Kevin De Bruyne antes del cierre de mercado, este City aspira a absolutamente todo. Y Pellegrini, esta vez, no tiene excusas.

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