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Gran Bosnia, demasiado Messi

La primera gran noticia para la Argentina de Sabella es que Leo Messi sigue entre nosotros, que nunca se había ido y que quiere levantar este trofeo por encima de todas las cosas, además del triunfo ante una peleona Bosnia y Herzegovina que fue netamente superior todo el primer tiempo. Más que una Bosnia superior encontramos a una albiceleste excesivamente cerrada atrás, con ese sistema de 5 defensas que, a pesar de ser sobre el papel el mismo que el usado por Holanda, lo llevó a la práctica de forma diametralmente opuesta. Si Louis van Gaal concibió ese sorprendente 5-3-2 para aportar empaque a la zaga, fuerza al mediocampo y velocidad a la salida, el seleccionador de Argentina lo ideó meramente para no encajar y ni siquiera se atrevió a subir a un central para acompañar a Mascherano tras el tempranero gol en propia, aunque solo fuera para mejorar levemente la salida de balón. En los laterales, solo Zabaleta desdoblaba a un Messi que, junto al Kun Agüero, estaba aislado de lo que a él le gusta, el balón. Siempre pendientes arriba de un pase largo, una conducción de Di María o una pérdida de los balcánicos en zonas propicias para armar contras, pues con el balón la producción, tanto creativa como ofensiva, era una nulidad.

Messi celebra el beun debut en el Mundial de Argentina Foto: larepublica.pe
Messi celebra el beun debut en el Mundial de Argentina
Foto: larepublica.pe

Ya en la segunda parte, tras el asedio de los Dzeko, Pjanic y compañía, el seleccionador vio la luz, lo cual tampoco era excesivamente difícil, y decidió quitar a Campagnaro por Gago, que no es Xavi pero, al menos, es un centrocampista creativo puro, y dio entrada al Pipita Higuaín en detrimento de Maxi Rodríguez que aportó más bien poco. La inclusión de un 9 referente liberó a un Messi hasta entonces hastiado de correr solo hacia delante, sin compañeros que le apoyaran la carrera. Y fue precisamente la conexión Higuaín-Messi la que generó el gol de la victoria, una jugada hecha mil y una veces por el astro argentino. Finalmente Sabella decidió sustituir a un gris Agüero, tanto en lo individual como en lo colectivo, por Biglia para fortificar el centro del campo y así asegurar el presumible triunfo en el debut del legendario Maracaná. Aunque Kolasinac, a pesar del mediocre partido que realizó, dejó para la historia el primer gol de Bosnia en la historia de los mundiales y, de camino, dejó retratado a Romero en un disparo relativamente sencillo. Willy Caballero tendría algo que decir, seguro.

En resumen, una Argentina que, usando ese 5-3-2 es un completo desastre tanto en posesión de balón como sin él, anárquica y aburrida hasta la saciedad; y otra albiceleste más vistosa, sin llegar a jugar bien, más creativa y con una propuesta que, salvo genialidad del auténtico arsenal ofensivo que posee, parece condenada a no llegar muy lejos frente a selecciones de mayor calado o, simplemente, mejor ordenadas.

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