Los últimos románticos
Multitud de goles, asistencias y paradas de las que hablar, sin embargo lo más interesante de cualquier jornada, lo que realmente surte al fútbol de esa magia que a tantos amartela, son las sorpresas. Liquidando la monotonía que a veces invade a este fabuloso deporte, que incluso en los últimos años se ha transformado en algo análogo a la cadena de montaje de una fábrica. Siempre ganan y pierden los mismos, similares héroes, semejantes victimas. Por eso cuando una gota de elixir se esparce en un mar de tedio, el fútbol de antaño, ese que por pérfidos fue execrado, aparece para deleitarnos aunque sea sólo por un instante. Ese deporte que embelesó a padres e hijos y que nosotros, injustamente, hemos conocido en otro formato.
Un formato que ha caído en el más profundo materialismo, olvidando lo sustancial del deporte. Elevados salarios y excelsos traspasos, cada vez más pomposidad y como todo sistema, para que unos tengan más otros forzosamente han de tener menos, por lo que la disparidad es cada vez mayor, la metástasis que produce el monopolio, daña severamente al fútbol. La FIFA y demás organizaciones internacionales relacionadas con el fútbol han olvidado que surgieron para ser un mero nexo entre países donde se practica este deporte, han adoptado un comportamiento banal, actuando como empresas, olvidando valores y lo peor actuando en contra de los intereses de este deporte y en pro del beneficio económico de una minoría interesada. Prefiero no especificar sobre el comportamiento de esta entidad que además me sobra, hablando en líneas generales se ha convertido en un pósito de intereses.
Pero por desgracia no ha sido lo único que ha cambiado negativamente en los últimos años, el viejo continente ya no es lo que era, cuanto daría por ver equipos como el Celtic, Steaua Bucarest, Estrella Roja, Feyenoord o Nottingham Forest ganar la Champions League, se imaginan al Aston Villa o alguno de los antes nombrados ganando un título de tales dimensiones, sinceramente yo no me lo imagino. Por desgracia no lo he visto, y lo peor es que no creo que lo vea.
En España el fútbol también ha cambiado mucho, por fortuna para algunos y desdicha de la gran mayoría. Aquí se beneficia a una minoría elitista a coste de batanear a los más humildes. Organizaciones como la LFP en lugar de tender la mano a clubes perjudicados económicamente, para que estos puedan resurgir, aprovechan las circunstancias para hacer y deshacer al gusto, sin pensar en el aficionado de a pie, y lo peor tomando decisiones de dudosa honradez. Bendita y añorada época aquella en la que cualquier equipo modesto se podía hacer con La Liga. Esta ha cambiado tanto, que ya no le queda ni el nombre, hogaño se hace llamar Liga BBVA, como una entidad bancaria.
Personalmente no tengo nada contra los bancos, y aunque parezca que sí, tampoco soy detractor de la modernización del fútbol. Pero entérense, actualmente lo que tenemos no es un fútbol moderno, ni mucho menos, sino un fútbol personalizado, preparado y diseñado para que ciertos gerifaltes saquen tajada del esfuerzo que otros hacen. Al menos espero que todos esos alevosos tengan en cuenta que nosotros, el gentío, somos los que copamos los estadios, los que animamos, cantamos y sufrimos por el fútbol, sin nosotros y como ellos dirían esto no sale rentable.