¿Qué sucede con BVB?
Tras un revierderby desgraciadamente igualado donde la aportación futbolística tanto de Schalke como de Borussia fue bastante pobre, aunque cabe aclarar que los visitantes pusieron algo más de empeño por mover el balón, los dos equipos quedan muy tocados en lo anímico, uno más que el otro, eso sí, porque llevarse a la saca tres puntos de un partido con tal rivalidad sube los ánimos a cualquiera.
Pese a que se vio la intención de mejorar la pésima imagen mostrada ante Mainz y Stuttgart y Klopp lo intentó con algún experimento sobre el papel, las concesiones defensivas volvieron a constituir el mayor achaque para un equipo que, por ahora, sigue sin ser capaz de resurgir de sus cenizas para volver a convencer a sus fieles con el fútbol que encandiló a Europa no hace mucho.
No es tarea fácil encontrar a un cabeza de turco en el seno del club para la desdicha que actualmente lo rodea. Lo fácil sería achacarlo al técnico, pero resulta del todo insensato ‘colgarle el muerto’ a un entrenador que tiene crédito suficiente para permitirse una mala época, pues ha demostrado conocer este deporte como nadie y ser brillante cuanto a lo táctico, casi único.
Dicho esto, y analizando fríamente el juego del equipo en este comienzo de temporada, con altibajos considerables, lo obvio sería que el problema radicase en la actitud general del equipo, cosa que no es del todo descabellada, pues algo sucede cuando se alcanza el clímax con victorias abrumadoras ante todo un Bayern o un Arsenal, con lección táctica incluida, y semanas después se producen derrotas significativas ante equipos de media tabla, sea Mainz o el mismo Schalke de Keller.
En este último encuentro ante los azul prusia se pudo evidenciar dicha falta de actitud, ya que las carencias defensivas del rival invitaban a un planteamiento semejante al de Champions ante los de Wènger, esperando en campo propio para contraatacar con fuerza. La labor de transición rápida en la media que implica dicho esquema necesita de jugadores con calidad y visión de juego, algo imposible de encontrar en Bender y Ginter, de un perfil demasiado conservador, hecho que provocó una distancia tremenda con los tres de arriba.
Großkreutz fue de los pocos que trató de conectar las dos parcelas, pues Aubameyang difícilmente pasó la línea del centro del campo para defender, igual que los dos puntas (inconcebible no incluir en este esquema a Kagawa, otro fallo considerable). Todo esto muestra que existe un mal planteamiento previo, pero también una tremenda falta de actitud por parte de los jugadores, incapaces de solidarizarse para juntar las líneas y facilitar el juego en un partido que se presentaba como la opción perfecta para redimirse y terminó con un BVB echando más piedras sobre su propio tejado, que ya empieza a quebrantarse.